Monday, December 12, 2011

Los doctores nuestros de cada día

Por: Javier Franco Altamar

En cualquier país del mundo, el doctorado es el grado académico más alto. Quien lo lleva está capacitado para generar nuevos conocimientos en cualquier ámbito del saber. Es más: para ganar su diploma, el doctor ha tenido, antes, que generar un nuevo conocimiento expresado en una tesis.

Digo: en cualquier país, menos en Colombia. Aquí, basta con ocupar un cargo
público, ser alto directivo de una empresa o convertirse en dirigente gremial
para que, de inmediato, el susodicho sea rotulado como 'doctor'.

Hay excepciones tradicionales. Al médico se le llama así, en asimilación al
uso de esa palabra en Estados Unidos ("I'm going to be a doctor"), y con los
abogados resulta que, hace muchos años, la palabreja venía encimada al título.
Y están, por supuesto, los doctorados 'honoris causa', títulos honoríficos
concedidos por una universidad a personas eminentes, pero en los demás casos
(los ya mencionados y hasta los ediles) no se dispone de una clara
explicación.

Quizás somos culpables nosotros los periodistas, que cuando los invocamos les
decimos "doctor" para llamar su atención. Quizás en un pasado, algún ingenioso
colega lo empleó con su respectiva carga de ironía, pero la ocurrencia cuajó
porque la víctima no entendió, sino que se sintió halagada.

O quizás, el funcionario (la primera víctima) sí era un 'doctor' de los
tradicionales (abogado, o médico) y por esas maromas del lenguaje la palabra
se extendió.

Creo preferible quedarnos con esta última hipótesis para no ofender a los
doctores nuestros de cada día.

Publicado en ADN Barranquilla,
23 de noviembre de 2011

Creativos y bellas, en el mismo saco

Por: Javier Franco Altamar

Las mujeres bellas comparten un mismo problema con los artistas más creativos: nadie se imagina que existan silvestres y sólo se les concibe "ayudadas por algo".

En el caso de las bellas, su sola aparición en fotografías induce a la
sospecha del uso de photoshop; la nariz respingada es prueba inequívoca del
bisturí; la cintura suave y perfecta se atribuye a la lipoescultura; y los
senos redondos, a las siliconas.

Con los excelsos artistas pasa algo parecido: "la traba tuvo que ser grande",
es lo primero que al terrícola común se le viene a la cabeza cuando está en
presencia de una obra, cuando menos, ingeniosa.

En lo de las mujeres bellas, los aparentemente favorecidos en el imaginario
social son los cirujanos. Eso no tendría nada de malo si en la vida real no
fuera contraproducente para ellos, porque una confianza sustentada en la
mentira conduce a frustraciones.

¿Y la supuesta traba? Primero, la certeza de su presencia perjudica al
talentoso porque lo creen mentiroso al negarla; y segundo, se le atribuye a la
hierba (o lo que sea) propiedades inspiradoras hacia el arte que dejan una
puerta abierta a la adicción.

Todavía existen mujeres muy bellas, casi perfectas, que no tienen tiempo ni
ganas de estar demostrando su naturaleza intacta; y, por supuesto, hay una
interminable lista de genios que ni siquiera fuman.

Lástima que haya comenzado a llamarse irónicamente 'naturales' a esos artistas
que aspiran el consabido vegetal, y es lamentable que eso refuerce la idea de
que son talentosos por ello..., fuera de que muchos de sus colegas terminan
pringados.



Pulicado en ADN Barranquilla
28 de noviembre 2011

Tuesday, November 08, 2011

Unas gafas oscuras para la penumbra

Por: Javier Franco Altamar

Sigo sin entender por qué a los famosos del espectáculo o a quienes se creen en camino de serlo, se les da por presentarse con gafas oscuras a las entrevistas, reuniones sociales o ruedas de prensa.

Es curioso porque más allá de que suelen tenerse como alcahuetas de los ojos rojos, esas gafas oscuras no pretenden otra cosa que proteger de la luz molesta del sol.

Pero como el hombre es un animal simbólico guiado y movido por referentes (Fernando Savater lo explicaría mejor), algo deben simbolizar esas gafas oscuras y a ese algo toca obedecerle si uno se cree invitado a ser parte del mundo artístico.

El problema es descifrar exactamente qué simbolizan esas gafas oscuras.
Todo parece indicar que son un sello distintivo, algo así como la mochila cruzada de los activistas sociales, la corbata de los ejecutivos o el pantalón a media nalga de algunos muchachos de hoy.

Como todo buen símbolo de algo, esas gafas oscuras no tienen ninguna relación y no se parecen en nada a lo que representan. Pero con ellas ocurre algo todavía peor: han terminado siendo utilizadas justamente cuando menos se necesitan, es decir, bajo la luna o en la penumbra.

Por eso y no por otra cosa, a nosotros los ignorantes esos usos faranduleros de las gafas oscuras nos parecen cosa de bobos, suenan a tontería repetida, a grosería de loro mojado.

Yo creo que el primer artista que usó gafas oscuras lo hizo para impedir una foto indeseada, pero se inventó, sin quererlo, un elemento simbólico que es mejor no analizar para no quedar como un idiota.

Publicado en ADN Barranquilla
Noviembre 8 de 2011

Momo-Economía


Rey Momo del Carnaval de los Niños quiere ser reportero económico

Por: Javier Franco Altamar

Él quiere hacerlo como le parece más fácil: primero, estudiar economía, para luego aprender reportería y convertirse, por esa vía, en un periodista experto en el área económica.

Es Armando Jesús Gómez Álvarez, de 11 años, Rey Momo del Carnaval de los Niños 2012, a quien no le llaman la atención los temas de medicina que abundarían en un matrimonio de ginecólogo con fonoaudióloga (sus padres), sino los libros empresariales en la mesita de noche de la pareja.

Es que a su padre, de quien heredó el nombre, le apasionan los temas de negocios. Uno de sus libros de cabecera es Padre rico, padre pobre, de Robert T. Kiyosaki y Sharon Lechter. “Pero ese libro era para adultos, y él me compró éste que es para jóvenes: entonces yo me interesé en la economía”, recuerda sonriente.

Y nacieron inquietudes adicionales. “Una vez le pregunté a mi papá por qué el dinero existe, y él no sabía responderme. Entonces me tocó averiguar en Internet. Ahora sé que el dinero se inventó por el oro, vino a reemplazar el oro”, asegura Armando.

Pero otras cosas su padre sí se las ha podido responder en términos sencillos. Por ejemplo, la importancia del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos. “Sé que el TLC es muy importante porque podemos exportar productos de aquí a otras partes del mundo”, dice.

Considera que la economía del país está bien manejada porque el presidente Juan Manuel Santos es economista, pero toca reforzarla porque comparado con otros países, al nuestro le faltan muchas cosas. “Veo muy débil lo de la energía, veo que los postes se caen. Si tú vas a otra parte del mundo, la electricidad está por debajo de la tierra”, sostiene.

Son los temas que a veces comenta en 'Voz Infantil', y los que le gustaría tratar en el futuro para aclararlos por radio, por ejemplo.

Publicado en ADN-Barranquilla
Noviembre 8 de 2011

Thursday, November 03, 2011

Nos vienen más fiestas prestadas

Por: Javier Franco Altamar

No vale la pena ponerse a discutir sobre sus valores porque llegó para quedarse. Nos estamos refiriendo a la famosa y negrizanahoria Fiesta del Halloween.

El espectáculo de la tarulla y Puerto Mocho, fuerte de por sí e inspirador de burlas, quedó como una solemne misa de velorio. Al final, los comerciantes y promotores de parranda se la ingeniaron para imponer sus estilizados aquelarres del siglo XXI.

Se le llama, también, ‘Noche de brujas’, y su origen casi antidiluviano se atribuye a los celtas de Europa. Hoy la tenemos en nuestro patio gracias a Estados Unidos, que la adoptó a mediados del siglo XIX, y la promovió a sus anchas a través de sus geniales películas y series de televisión. La naturaleza copiona de nuestros países latinoamericanos, con sus clases dominantes empecinadas en traerse a Miami para sus aceras de enfrente, hizo el resto.

En nuestro caso, la tal fiesta, típica de la noche del 31 de octubre, apabulló sin misericordia al Día de los Angelitos (1 de noviembre), vendiendo su aparente comodidad de pedir dulces de noche, bajo la complicidad y el influjo de los disfraces.

Y muy poco nos falta para que ocurra eso con el tal Día de San Valentín del 14 de febrero. Los más apurados por bajarse el pantalón cultural son, como siempre, los comerciantes, quienes están tratando de meterlo a cuenta gotas como gemelito del Día del Amor y la Amistad de septiembre.

San Valentín tiene sello gringo. O sea, lo tiene todo para meterse en nuestros pechos henchidos de orgullo, y ser un logro nuevo en ese esfuerzo por parecernos a Estados Unidos.

Noviembre 3 de 2011
Publicada en ADN-Barranquilla

Tuesday, November 01, 2011

Razones de dos victorias el domingo

Por Javier Franco Altamar

No se necesitan poderes sobrenaturales para entender lo que pasó el domingo: Elsa Noguera triunfó apoyada en las buenas calificaciones de la gestión de su ex jefe, y José Antonio Segebre le sacó provecho a una muy bien tejida imagen de limpieza y pulcritud, supuestamente contraria a la de Amín.

Pero en las encuestas estuvo la clave, pues ellas terminaron acertando más por el comportamiento que generan que por predicción.

Fue así como “confirmaron” la distancia abismal entre Elsa y los demás, y el salto de canguro de Segebre sobre Amín y Crissien.

“La mitad de la gente vota por ganador”, me dijo hace pocos días un politiquero que, por serlo, debe tener razón; y no podemos olvidar que tanto Noguera como Segebre fueron dados como tales en sus respectivos momentos.

Aunque luchó con decoro, la derrota de Juan García parecía cantada de antemano; pero en el caso de Amín, su ‘inminente derrota’ apareció al final, motivando desplazamientos en la tortillería de contacto donde se llenan las planillas.

Esos desplazamientos se desestimaban en ruedas de prensa, pero funcionaban a la perfección entre los ediles, líderes de barrio y dueños reales de los votos, y escapaban al control del candidato Y a la par de eso, la prensa tomaba partido, se minimizó el debate a un tema de ‘bueno contra malo’ y se produjo el impacto inevitable de los líderes de opinión.

Y en las urnas el domingo, si bien muchos votaron a conciencia, por lo menos la mitad votó por los ganadores de las encuestas. Ahora tenemos un gobernador y una alcaldesa a los que ojalá les vaya bien.

Publicado en ADN Barranquilla
1 de noviembre de 2011

Thursday, October 27, 2011

Juancho Polo y Kadafi

Por: Aníbal Tobón

Este Nada Press Extra está motivado por un fragmento, aparecido el domingo en El Heraldo, del libro de Javier Franco sobre Juancho Polo Valencia, y el reciente asesinato de Muamar el Kadafi, cuando ambos hechos me hicieron rememorar una anécdota del año 70 0 71, no recuerdo bien.

El caso es que para esos años yo dirigía el Teatro estudio de la Universidad del Atlántico, y por deferencia del doctor Lacorazza Varela, a la sazón rector de la Universidad, yo habitaba en la Escuela de Bellas Artes en un cuartito construido en el estacionamiento. Eran épocas económicamente muy difíciles, tanto para los actores como para los estudiantes de pintura, por lo que me ingenié para hacer una especie de fogón comunitario.

En una vieja lata de Gracetales cocinaba, bajo la sombra de una acacia que todavía existe, sancochos de lo que se pudiera. Lo más común eran de hueso o pescado a los que le agregábamos el bastimento, luego de una “vaca” de estudiantes pobres. A mediodía nos reuníamos a almorzar sancocho en totumas, lo que evitaba a los actores y futuros pintores (entre ellos Antonio Arrieta, Benedicto Arenas, Eduardo Celis, Efraín Arrieta, Ramiro Gómez, Alberto del Castillo y uno que otro profesor que colaboraban con la colecta), desplazarse a sus casas a comer teniendo que pagar buses o en últimas poder seguir pintando en su salón.

En algún momento alguien trajo a Juancho Polo para que también comiera de la lata popular. Era un señor bajito y con un aire de enfermo de ictericia o cirrosis por el tono amarillo de su piel. Un buen conversador pero que cuando comía lo hacía en silencio, con una concentración que no dejé de notar. Recuerdo que esa vez dijo que la comida sabía mejor hecha a leña y en totuma con cuchara de totumo. Verdad que he comprobado con el tiempo.

Parece que Juancho Polo andaba en una mala situación económica, como nosotros, y así llegó algunas otras veces. Después del almuerzo se echaba una “cabeceadita” como decía, en mi hamaca y luego agradecía y se iba quien sabe para donde. Fue por ese tiempo que me enteré que el señor era un compositor vallenato, música que yo no oía, ocupado como estaba con los Rollins Stones, Jeffersson Airplane, Black Sabbath y otros grupos de rock de mi preferencia.

En una de esas pocas veces que llegó, dio la casualidad que yo estaba leyendo unos textos de Kadafi que luego aparecerían en su Libro Verde, que yo no leería completo sino cuando viví en Paris. Por esos años a mi apartado aéreo de Avianca llegaban libros y revistas de todos lados. Entre ellos de la marxista Editorial Progreso, obras de Mao y de Ho Chi Min, cuyos libros de papel de arroz nos fumábamos con deleite, tinta incluida, para no usar el popular papel de envolver de las tiendas.

Juancho Polo comía en su habitual silencio, mientras yo leía a Kadafi en sus recomendaciones para la unión árabe y el gobierno popular. Cuando terminó el sancochito me preguntó que estaba leyendo. Le contesté que un artículo del presidente de Libia. Me preguntó que donde quedaba ese país y después de explicarle su ubicación me dijo “Maestro, léame un poquito a ver”.

No recuerdo con exactitud de qué trataba lo que le leí, pero él escuchaba con mucha atención y cerraba a veces los ojos como para comprender mejor el texto. En un momento se levantó, y palabras más palabras menos, mientras se acomodaba el raído pantalón que portaba, gesto que repetía a cada rato, me dijo: “Oiga, ese señor debería ser presidente de Colombia, vea usted que ahorita le robaron las elecciones a Rojas Pinilla. Es que a nosotros nos gobiernan puros sinvergüenzas, ojala algún día tengamos un presidente así”.

Ahora que Kadafi ha sido masacrado por rebeldes, en una revuelta orquestada y con el apoyo de la banda de la OTAN, he rememorado esa anécdota. Y también he comprobado, que la política criminal de algunos países europeos y de los Estados Unidos, es una amenaza para la seguridad de quienes no piensan como ellos, aunque en sus países hagan atrocidades como las que afirman de Kadafi.

Dicen que en los Estados Unidos no hay golpes de estado, ni revueltas populares, porque allí no hay embajada norteamericana. No hay que olvidar a Guantánamo ese territorio cubano, ocupado por USA que lo usa para torturas y confinamientos por fuera de la justicia. Un lugar con nombre de canción que no hay que olvidar. Como Abu Ghirab, que hasta el gordito Botero hizo una serie de pinturas denunciando las injusticias de la tortura sin castigo.

Es el mismo caso de Irak, donde miserablemente mintieron para invadir y bombardear un país, que si hubiese cultivado zanahorias en vez de tener petróleo, nunca hubiese sido vejado. Y les recuerdo que de Sumeria, hoy Irak, nos vino el primer alfabeto o abecedario. Cuna de la escritura que fue masacrada, bombardeada y que descendió a los infiernos escogidos por Europa y los Estados Unidos. Así como Afganistán que la convirtieron en una Sodoma moderna.

En el mundo de hoy, y también de ayer, ojalá no en el de mañana, los malos escogen los blancos. Y los blancos a dispararles son morenos. Esa es la diana para acertar. Tiro al blanco que puede ser negro o moreno. Jotamario decía, que en los Estados Unidos los negros estaban matando a los blancos, con armas blancas. Y sigue teniendo razón en esa debacle interna de USA. Pero ahora se trata de Irak, Afganistán, Libia. Ajá ¿y porqué no invaden a Siria? Parece que la geopolítica tiene sus misterios y sus intríngulis.

De todos modos siento, con la anécdota y la reflexión, mi voz de protesta por el asesinato de Kadafi. Quizá lo mereciera (habría que investigar por fuera de esa prensa que reproduce mentiras internacionales) pero no comulgo con esos linchamientos criminales, aceitados por dólares de la OTAN, tan tan. Esa que lanza mísiles a diestra y siniestra de dios padre. Y sanseacabó. Gracias por la atención prestada a Juancho Polo y a Kafadi…

Divulgado por la agencia Nada Press
Lema: “No decimos la verdad pero tenemos la razón”.
26 de octubre de 2011

Barranquilleros piden más empleos, pero formalizados

Por Javier Franco Altamar

El 70 por ciento de las personas encuestadas por ‘Barranquilla cómo vamos 2011’, pusieron la generación de empleo como el tema que más atención requeriría del próximo alcalde (o alcaldesa). Los otros son, en su orden, la calidad de la salud, el fortalecimiento de la seguridad y la calidad educativa.

La sugerencia en lo del empleo parece reñir con los últimos datos del Dane según los cuales Barranquilla es una de las tres ciudades con menor tasa de desocupación del país, con el 7 por ciento en el trimestre junio-agosto; y el 8,3 por ciento en el periodo septiembre 2010-agosto2011. ¿Cómo conciliar los dos datos?

El análisis puede explorar dos caminos. El primero, que una percepción no depende, exclusivamente, de las circunstancias individuales. En otras palabras, no se requiere estar desempleado para percibir que la ciudad requiere más empleos como condición de bienestar general.

“No hay nada ilógico allí, porque la percepción está orientada hacia las condiciones generales que se esperan de una ciudad. Una percepción de inseguridad, por ejemplo, va más allá de que uno haya sido víctima de un delito”, consideró Beatriz Eugenia Vélez Vengoechea, presidenta del Comité Intergremial del Atlántico.

Frente a esa generación de empleo, las sugerencias de los encuestados apuntan hacia la creación de empresas como acción más importante para el futuro alcalde (57 por ciento), y a estimular a las actuales empresas a ofrecer más empleos (49 por ciento de los encuestados).

“No se le dice nada más al Estado sobre las estrategias específicas porque se supone que él, a través de sus diferentes niveles, sabe cómo crear empresas o estimularlas”, observó Javier Restrepo, de Ipsos-Napoleón Franco, la firma encuestadora del estudio.

Y aquí entra en escena el segundo aspecto: que las estadísticas del Dane, a la luz del promedio general, no matizan el impacto de la informalidad en las cifras; y esa informalidad, según los imaginarios, “disfraza” la realidad del desempleo.

“Si el desempleo aparece más bajo, mucho de ello tiene que ver con el empleo parcial, individual e independiente, que si bien es válido dentro de una economía, implica problemas como el de la seguridad social, por ejemplo”, consideró el director regional del Sena, Jorge Luis Restrepo Name.

Existe informalidad cuando se lleva a cabo un negocio o actividad económica sin tener en cuenta las normas del Estado, como las de tener un registro mercantil, afiliar a los trabajadores a la seguridad social y pagar impuestos, entre otros. Por esa línea, el trabajdor informal está alejado de algunos beneficios del mismo Estado y de las diversas instituciones económicas.

En este frente, consideró Restrepo Name, el desafío es grande y hacia allá apuntan instrumentos como la Ley 1429 del 2010, o Ley de formalización y generación de empleo, donde aparecen diversos estímulos para quienes se hayan puesto en la ruta formal desde diciembre del año pasado.

Esos estímulos apuntan a una tranquilidad tributaria en sus primeros años, porque el elemento que más disuade es, justamente, pagar impuestos. Así, sólo pagarían el monto completo de la matrícula mercantil al cuarto año de estar funcionando. En los anteriores, pagarían sólo una parte de él.

Con el impuesto a la renta pasa algo parecido: arrancan sin tributar ni un peso en el primer año, pagan el 25 por ciento al tercer año, y va aumentando al tributo progresivamente hasta pagar la totalidad cuando ya tenga seis años, es decir, cuando el patrimonio esté consolidado.

En complemento, el Sena le viene apuntando a la formación para el trabajo de acuerdo con estudios de pertenencia, en el sentido de brindar programas en respuesta a lo que el sector productivo requiere; y lo otro es la línea de emprendimiento, que pretende generar ingresos.

En esta última, se acompaña con el desarrollo de una política de préstamos accesibles. “Ahí está el éxito de un país: que los emprendedores tengan acceso al créditos blandos, en condiciones muy favorables y puedan luego, en el camino, dar el salto a la formalización”, subrayó Restrepo Name.


21 de octubre de 2011
Publicado en EL TIEMPO

David y Duván, los salvavidas



Por: Javier Franco Altamar

El domingo 23 de octubre a las 5 de la tarde, David Hernández, de 16 años; y Duván Lambraño Ramírez, de 14 jugaban con otros amigos un partido de fútbol en las playas de Miramar, en Puerto Colombia, cuando escucharon el grito.

A pocos metros de allí, un hombre señalaba hacia el mar alertando sobre la presencia de unos bañistas que estaban siendo arrastrados por la corriente. Manoteaban, parecían estar pidiendo auxilios.

En menos de lo que dura en definirse un pensamiento, los dos jóvenes tomaron los dos pedazos de tabla de surfear que alguien les había regalado el mes pasado, y se lanzaron al agua. La operación duró dos horas. Alcanzaron a salvar a dos muchachos y una jovencita. Un tercero, se les perdió de vista. Si tan sólo hubiese estado un poco más cerca...

Nunca han recibido clases de primeros auxilios ni un curso de natación especializada, pero Hernández hizo lo que cualquier rescatista veterano haría: rodeó con un brazo a la chica por la espalda, y la puso en el pedazo de tabla suspendiéndola por la axila. “Estaba vomitando. Cuando la saqué, botó el agua que había tragado”, dice él con la autoridad de la experiencia.

Y experto sí es, porque entre él y su amigo David, rescatan, en promedio, 15 bañistas al mes. “Lo hacemos sin ningún interés, para ayudar. Y si ellos nos dan algo, nosotros lo recibimos”, agrega Hernández, más alto que su amigo, pero igual de flaco.

Ambos sonríen con algo de timidez, pero Duván se nota más suelto. Claudia Ramírez, su mamá, con quien comparte los ojos claros y el cabello castaño, lo mira con orgullo; pero no oculta lo mucho que sufre cuando le informan que su hijo está en pleno rescate. “Él nada bien desde muy niño y es muy valiente; pero de todos modos, uno queda con Jesús en la boca”, dice ella.

Ayer, cuando Duván y David se lanzaron al rescate, los salvavidas oficiales, de motivos naranja y torpedo flotante, habían terminado su turno 45 minutos antes. Lo que hicieron fue aún más heroico si se tiene en cuenta que fue espontáneo y artesanal. ¿Qué harían si tuvieran algún reconocimiento de las autoridades? ¿algún recurso? ¿Alguna capacitación?

“Estos pelaos se han criado aquí, desde chiquitos están nadando, y han aprendido viendo a los otros”, agrega el mesero Jairo Cervantes, que los ha visto crecer y actuar. Él recomienda que, como mínimo, pongan un chaleco salvavidas en cada caseta de la playa... y un torpedo.

26 de octubre de 2011
Publicado en ADN-Barranquilla

La gigantesca bandera se rasgó con los vientos



Por Javier Franco Altamar


La gigantesca bandera de Barranquilla que combate con el viento a 70 metros del suelo en la rotonda de la calle 17, no soportó las corrientes ni las lluvias, y en la esquina superior externa se le comenzó a desprender una de las bandas de nailon.

La bandera, cuyos 30 metros de largo y 20 de ancho la convierten en la más grande que ondea en el país, fue instalada el jueves 20 de octubre en un asta de acero galvanizado que se yergue sobre una base de cuatro metros de altura.

Fue todo un acontecimiento que contó con la presencia del alcalde Alejandro Char, y tomó un poco más de dos horas: quedaba instalado así el gran símbolo de pertenencia de la ciudad, el gran orgullo flameando con los tres colores y la estrella central, dando la bienvenida a los visitantes.

El confeccionista José De Fex dijo que empleó 480 metros de tela para fabricar la bandera, y que reforzó su estructura interna con un nailon especial para que soportara la tensión del viento. Y el hilo de sus entrañas, aseguró él, es capaz de resistir una tensión de 1.650 kilos. Mejor dicho: estaba sobrada. Los grilletes navales que la unen a la cuerda de izada harían el resto.

Ayer, los miles de personas que pueden verla al tiempo desde la lejanía, notaron un par de traviesos hilos rojos golpeando contra la banda roja superior, que también se está desprendiendo.

La administración distrital fue consultada, y resulta que esta primera semana de la bandera fue de prueba: por fortuna ha llovido y los vientos han sido muy fuertes, y la evaluación ha dado las pautas de lo que debe corregirse.

La bandera será bajada hoy, dijeron, y será sometida a las reparaciones pertinentes de modo que el alcalde Char pueda izarla oficialmente la otra semana.

Un trabajo complementario concluido ayer fue el acabado en cemento alrededor de la base. Se le estaba aplicando sika flex de sellamiento en las junturas para evitar filtraciones y separaciones.

Ya el sábado, fueron borrados los grafitos de burla que personas desconocidas habían pintado en el pedestal.

La fecha precisa de la entrega de la obra no está definida aún.

Octubre 25 de 2011
Publicado en ADN-Barranquilla

Luego de las encuestas, las urnas...

Por Javier Franco Altamar

Confieso que siempre he tenido mis reservas con las encuestas. Me disgustan el sentido de que resultan condicionantes más allá de lo que debieran, pero a lo mejor les ocurre los del tierno cuchillo del pastel de bodas: él no tiene la culpa de que lo cojan para cortar una yugular.

Pero además de disgustarme porque el porcentaje que muestran termina siendo más importante que las propuestas, las condiciones humanas o las auténticas cualidades para gobernar; me disgustan porque ellas, las reinas de las preguntas tabulables, me inducen a otras preguntas difíciles de responder.

No me atrevo a dudar de las firmas encuestadoras: puedo aceptar, sin discutirlo, que son empresas serias con propietarios o gerentes que trascienden sus propios gustos, capaces de tragarse su propio malestar si arroja resultados no esperados, e incapaces de meterle mano para ayudar a alguien. Y digamos que lo acepto porque no tengo manera de comprobar nada en contrario.

Sin embargo, me atrevería a dudar de lo que ocurre pirámide abajo. El método aleatorio existe en la teoría y he visto a los investigadores marcar las cuadras y definir dónde debe tocarse la puerta. ¿Será que el encuestador sigue la ruta? Y si lo hace ¿logra que lo atiendan? Tanta inseguridad y desconfianza reinante deben tener su efecto.

Yo no me imagino a un encuestador entrando a los barrios que él pueda considerar peligroso, y dudo mucho que llegue a un edificio del norte o a un condominio superprotegido y lo hagan pasar así de chévere: más de una muchacha de servicio terminará disculpándose, pero ni el señor ni la señora están.

Han pasado muchos años desde que comenzaron a hacerse las encuestas, y ninguno de mis amigos, ninguno de mis vecinos, ninguno de mis compañeros de estudios, ninguno de mis parientes a todo lo largo y ancho de las ramificaciones de apellidos, han sido encuestados sobre preferencias electorales; y a su vez, a cada uno ellos les pasa lo mismo en sus respectivas revisiones. Entonces ¿Qué nos queda?

Pues nos queda votar a conciencia el 30 de octubre, marcando el candidato de nuestros afectos o admiración, señalando al que nos venga en gana. Hagamos como si la encuesta fuera mentirosa porque es lo más seguro. O mejor todavía: actuemos en las urnas como si la encuesta nunca hubiesen existido.

Es que puede resultar extraño, pero si actuamos como si la encuesta nos estuviera diciendo la verdad, los resultados nos terminarán convenciendo de que, en efecto, tenía razón. Así ha venido ocurriendo desde que aparecieron….

Octubre 27 de 2011

Sunday, September 11, 2011

El recuerdo que no será

Por: Javier Franco Altamar

El filósofo español Fernando Savater dice que la evidencia de la muerte no sólo lo deja a uno pensativo, sino que lo vuelve a uno pensador. “La conciencia de la muerte le hace a uno madurar. La certidumbre personal de la muerte nos humaniza”, dice en su libro ‘Las preguntas de la vida’.

Sobre la muerte reflexionamos a caballo en nuestras posiciones ideológicas, terminamos volviendo a la muerte un punto de partida o punto de llegada según sea el caso. Nadie niega, sin embargo, el carácter personal e intransferible de la muerte, la experiencia propia que no ha permitido jamás un testimonio en primera persona, salvo el que se puede aceptar por fe en la persona de Jesús de Nazareth o su amigo Lázaro.

El paso a la muerte (perdón por el uso de la metáfora de ubicación) tiene un poder fantástico que depende tanto de quien murió como de quienes ‘quedaron’. A partir de ese cruce del umbral, el difunto comienza a ser olvido, aunque Borges sugiere que ya lo somos desde antes.

Pero no importa: con la muerte, el proceso de olvido cobra velocidad, y los recuerdos (“mueres, pero quedas vivo en nuestros corazones”) empiezan a disiparse.

Con algo de suerte, nos recordarán nuestros nietos y hasta los bisnietos; pero para los tataranietos, seremos, quizás, una referencia de árbol genealógico, y para los demás, un nombre lacónico en una bonita lápida.

Las ejecutorias retardarán todo ese el proceso, y si estas son gigantescas, impactantes y trascendentales, garantizarán tinta para nosotros en el libro de la historia; y seremos una acción, una fecha, un registro o cualquier significado: todo eso en reemplazo del recuerdo que ya no somos.

Septiembre 9 de 2011

La secretaría más boyante

Por: Javier Franco Altamar

La Secretaría de Movilidad de Barranquilla, si así lo quisiera, fuera la entidad más solvente de la Administración Distrital, la más boyante: bastaría con que cumpliera su deber.

Aceptemos que lo hace, que la fiscalización electrónica hizo aparecer recursos por comparendos donde antes no había, y que la Policía del tránsito, con sus eficientes patrulleros de otros lares, se jala una buena gestión en contra de borrachos y corredores. Aceptemos eso para no ser injustos, pero el potencial en otros aspectos es gigantesco.

La lista es larga: cambiar de carril sin avisar es una falta grave, invadir el carril contrario también; creo que accionar el pito cada cinco segundos merece cadena perpetua en otros países; y serpentear en motos y carros pequeños por las vías traficadas también está prohibido.

Y ni hablar de los motociclistas que conducen en chancletas y con el casco insinuado en la frente; de los apostadores de carreras en algunas calles del norte; de quienes usan el andén para parquear, y de los buses y camionetas que pasan raudos por encima de los reductores.

La lista sigue: están los taxistas que hacen colectivos en las principales arterias, los buses intermunicipales que hacen de urbanos y recogen pasajeros compitiendo en las calles; los propios buses urbanos que van a 80 kilómetros por hora por los barrios; las motos que se meten por sectores prohibidas; el taxi que se parquea frente al centro comercial interrumpiendo el flujo.

El Código de Tránsito lo tiene todo, y reproducirlo aquí sería tan ameno como un diccionario, pero tan larga es la lista de infracciones como de sanciones, con suficientes salarios mínimos legales vigentes de referencia como para volver multibillonaria a toda una Administración.

Agosto 30 de 2011

La mentira interesada

Por Javier Franco Altamar

Sin que haya entre él y yo ninguna afinidad ideológica, el ex candidato presidencial Carlos Gaviria dijo el mejor concepto que he leído hasta ahora sobre la política: es el campo de la mentira interesada.

Hasta ahora nos han venido machacando que la política “es el arte de gobernar” o, como dice nuestro Diccionario RAE, es el “arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados”.

Toca definir la política de alguna manera decente, digo yo, para que parezca lo que no es, y haya espacios para quienes todavía se empecinan en entenderla como una actividad limpia, llena de filántropos y apóstoles desinteresados. Y es chévere, por supuesto, alimentarse con la idea de que esos personajes superdotados y especiales existen.

¿Mentira interesada? Sí: esa que se dice de dientes para afuera, partiendo, como lo dijo un grafito, de que “el sector público es el sector privado de los políticos”. Nuestro Diccionario RAE lo intenta decir cuando, en otras de las acepciones, define la política como la “actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos”.

¿Mentira interesada? Sí lo es, porque hay un discurso que defender y alimentar ante los medios; porque hay unas decisiones que justificar ante la gente; porque hay unas intenciones genuinas de mandar de quien se siente señalado para ponernos en el sendero de las mejores condiciones de vida, y ni siquiera es necesario saber en qué consiste eso: lo importante es que creamos saberlo.

La única verdad que yo le agregaría al concepto de Gaviria es la que ningún candidato diría: montar una campaña política es invertir en un negocio muy, pero muy lucrativo.

Agosto 19 de 2011

De las encuestas y otras hierbas

Por: Javier Franco Altamar

Cuando los encuestadores defienden lo que hacen suelen decir que una encuesta electoral es una lectura de un momento específico. El “si las elecciones fueran hoy” sintetiza eso. La reacción del que aparece ganando es de “agradecimiento” al potencial electorado; y la de quien va a la zaga, viaja a caballo sobre la certeza de que todo cambiará en el camino y de que la “verdadera encuesta” es la del día de las Elecciones.

Una primera línea de reflexión conduciría a pensar que la única encuesta verdadera, en realidad, es la primera que se toma. Podríamos decir que, de todos modos, hay estudios previos de “favorabilidad” un tanto condicionantes, pero simulando que eso no existe, la primera encuesta de preferencias electorales no tiene una referencia anterior clara.

De ahí para adelante, sin embargo, comienza el baile. Nuestra naturaleza humana no es de perdedores, a nadie le gusta la derrota, así que “apuntarse a ganador” es la primera tendencia tanto de electores como de candidatos. El que, pese a todo, se apunta con el desfavorecido de la encuesta, tiene dos caminos: o va hasta el final con el horizonte de sus propias convicciones; o decide apartarse porque su voto es inútil y, no va ser tan tonto de perder el tiempo y tirar ese esfuerzo a la basura. Las encuestas, por su parte, van leyendo estos comportamientos.

Que el telón de fondo para tomar decisiones son las encuestas lo sé yo, lo saben los políticos, los saben los caciques, los asesores de imagen y los estrategas de campaña; pero el electorado suele creer que el asunto funciona al revés, con lo que termina dándoles la razón a las encuestas. ¿La consecuencia? Cuatro años de poder y presupuestos en manos de los candidatos ganadores, y un encuestador complacido de que se cumplió su profecía.

Julio 22 de 2011

Thursday, July 28, 2011

La Catedral se llenó de lágrimas, gritos y dolor


Si hubiese abierto los ojos cuando levantaron la tapa de su ataúd, Joe Arroyo habría estrellado su vista contra el coro de la Catedral.

Y le hubiese bastado un leve giro de la cabeza para darse cuenta de que una gigantesca imagen de María Auxiliadora lo saludaba con cariño.

Pero Joe siguió con los ojos cerrados, sin poder constatar que unas 4.000 personas lo acompañaban dentro del templo, la mayoría de ellas con pañuelos en alto; y sin poder escuchar, tampoco, los aplausos y los gritos de otros varios miles que trataban de entrar para decirle adiós. “Joe, Joe, Joe”, se escuchaba desde todos lados.

El ataúd, donde todos lo vieron enfundado en su traje negro, tuvo que entrar por el parqueadero de la Casa Cural, porque por la nave central, donde al principio se formó una espontánea calle de honor, hubiese resultado imposible por la cantidad de gente apretujada y ansiosa.

Estaba previsto que el ataúd llegara a las 6 de la tarde, pero entró 44 minutos después. La temperatura fresca de la tarde fue reemplazada por un pesado calor sobre todo en las primeras filas, donde había apretujamientos.
Monseñor Víctor Tamayo, obispo auxiliar de la Arquidiócesis, tuvo que emplearse a fondo para mantener el orden y regular la fila de saludo final al Joe.

Unos minutos antes, el párroco de la Catedral, Fidel Iglesias, había oficiado una corta ceremonia de bendición, rociando agua bendita sobre la bandera de Barranquilla que cubría el ataúd .

Los parientes del Joe se ubicaron a pocos metros, al pie de una imagen de María Auxiliadora. Johana, hija del artista, se desmayó. Estaba triste, dolida y golpeada, como muchos más en la Catedral.

Javier Franco Altamar
Julio 26 de 2011

Publicado en ADN-Barranquilla

Gracias, Joe, por este legado tan hermoso:Jair


La entrada de Jair Romero a la Catedral fue sorpresiva. Eran las 11:10 de la mañana y el calor bañaba a los miles de personas que le daban el último adiós a Joe Arroyo.

El hombre que en la telenovela interpreta al fallecido cantante, llevaba de la mano a la ex reina Jeimmy Paola Vargas, la Adela Martelo de la novela, primera esposa en la vida del Joe, la novia de Jair en la vida real, su futura esposa.

Los seguía el ‘Manyoma’ Mauro Castillo, quien se abrió paso con ellos hasta el ataúd. Andrés Suárez (Francisco Vergara) y Diego Vásquez (Fruko) se quedaron un poco más atrás.

Romero, vestido de negro y con gafas oscuras, avanzó lento e imperturbable hasta el ataúd. Debió de sortear un último anillo, donde un grupo de cantaores de ‘Colombia Negra’, enviados por el Ministerio de Cultura, cumplía un ritual de muerte con cantos africanos.

Tan pronto se apareció bajo la gigantesca imagen de María Auxiliadora, se vio atajado por un grupo de periodistas. Como se escucharon gritos y aplausos a su llegada, alguien le preguntó como le parecía el homenaje.

“No creo que sea un homenaje a mí, sino al maestro, a quien traté de emular en la novela. Es un homenaje para él, que es grande”, y habló de la responsabilidad y satisfacción enorme de representarlo, ahora mucho más grande por la ausencia del artista.

Y siguió avanzado, pero la calma le duró hasta cuando divisó el rostro de Joe a través del cristal del ataúd. Entonces comenzó a llorar…

Se abrazó con la viuda Jacqueline Ramón, se estrechó en llanto con el hijo de ella, y a los pocos segundos se sorprendió a sí mismo cantando la letra de los bullerengues del rito. 0yeeeeeeee, Dolores, su piano. Fuego, fuego, fuego el piano, decían los del grupo. A espaldas de Jair, y siguiendo su mismo ritmo, ‘Manyoma’ cantaba con la vista pegada en el techo de la Catedral.

Fueron tantas las lágrimas, que Jair se vio obligado a quitarse las gafas, entonces quedó al descubierto su mirada enrojecida. Se necesitaron 15 minutos para que retomara la calma y hablara, ahora sí, un poco más largo con los periodistas.

“Afortunadamente el homenaje que le estamos haciendo ya lo pudo ver él en vida; y bueno, esté donde esté, gracias, Joe, por este legado tan hermoso que nos dejaste, y por la oportunidad tan grande que me diste de poder estar contigo”, dijo.

Prometió llevar en alto el nombre de Joe Arroyo mientras lo esté personificando, así como era él de sencillo y humilde. “Es la mejor enseñanza que estamos dejando con esta novela, y que él nos dejó con su vida”, sostuvo.

Lamentó mucho que ahora Joe no pueda ver el crecimiento del personaje en la novela, y confesó que tanto él como el resto del elenco, siempre pensaron que el músico se levantaría de la crisis de salud, como lo había hecho en anteriores ocasiones.

Respondió unas cuantas preguntas sobre lo que le espera en nuevas grabaciones con canciones del Joe para llegar hasta unas cien, y luego se marchó con el resto del elenco. Más tarde estaría en una tarima frente a la Catedral, cantando Tania a capela, mientras el ataúd empezaba su largo viaje al cementerio.

Javier Franco Altamar
Julio 28 de 2011

Publicado en ADN-Barranquilla

Tres canciones de Joe

Tania (1974)

Tania no es nadie, no existió nunca, fue la mujer soñada, y terminó siendo la hija del Joe Arroyo, tanto que muchos creen que se la dedicó a ella.

Joe confiesa que la tenía escrita desde muy joven, desde antes de encontrarse a Fruko en su camino, pero no le decía nada.

“Me daba terror mostrarles los temas, hasta que un día me decidí a enseñarle una canción al pianista de la orquesta. El álbum ya estaba grabado y el difunto Hernando –el pianista–, le dijo a Fruko:

–Vas a tener que abrir espacio porque aquí está el tema que va a romper en todo el país.

Entonces se lo canté a Fruko y el hombre casi se cae al piso. El tema era Tania”.

Así se le contó a Mauricio Silva, su biógrafo, y así lo volvería a decir una y otra vez ‘Tania’ en la mujer idealizada que Joe quería encontrar después de dejar todo atrás; y el nombre fue una elección al azar: sonaba bien, sonaba salsero.

“A mí cuando me salen esas cosas, estoy entre el sueño y la soledad, me vienen unas ideas bonitas, me paro y comienzo a grabar, se me quita el sueño, eso es un momento sublime...”, le dijo alguna vez Joe a Rafael Bassi Labarrera.

Nació Tania, se ubicó en la historia musical de Colombia donde olvidarla será imposible. La cantó con su voz brillante original, la volvió a grabar en los 80 cuando ya la voz tenía el sello distintivo nasal en los mejores tiempos de la orquesta La Verdad.

Su primera esposa Adela le daría a Tania. No fue difícil ponerle el nombre porque ya estaba decido desde antes. Ella falleció en 2001, a los 26 años de edad. Fue un golpe duro al cantante. Ella también comenzó a hacer parte de la eternidad, como la canción.


A mi Dios todo le debo (en el album 'Fuego en mi mente', 1988)

Primero, Joe Arroyo nos ubica en el Génesis, en el momento mismo de la separación entre el día de la noche. "Nos dio la Luna, también el Soooool pa´darnos claro". Es una mirada panorámica de la Creación a modo de preámbulo, mirada a la cual el músico le agrega la suya, y como se siente un elegido para cantar, en esos mismos términos lanza el agradecimiento. Antes, ha pedido en un pregón, que le muestren el camino "Claaaaro, claaaroooo. Muéstrame el camino claarooo".

Todos le debemos todo a Dios. Joe lo expresa a título personal, pero al mismo tiempo toma la palabra en nombre de la humanidad. “Ningún mal temeré, porque tú estás conmigo”, dice el Salmo 23; y Joe da testimonio de eso, lo corrobora en términos coloquiales: Yo que nací en cuna pobre, oye Papá, nunca me ha pasado nada.

"De ti no tengo queja, oye Papá: dale dulzura a mi alma", asegura Joe. Ninguna queja se tiene contra el Padre Celestial porque él sabe cómo hace sus cosas, sus designios son inescrutables. “Es un tema que le da gracias a Dios por la vida, por su bondad, por las oportunidades, por las pruebas y hasta por las desgracias” agrega Arroyo. “Tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida’, dice el Salmo, .

Es una canción sentida e interpretada en toque de cumbia, en toque negroide como el que le dio vida al ‘Joesón’ a través de un fundido magistral entre los diferentes aires musicales de tuétano africano. Es el testimonio en toda su expresión, de alguien representativo a quien nadie debe poner en duda: Tú, Papá. Tú eres muy grande, Papá; eres bendito, Papá; yo soy testigo, Papá.

Y es una de las menciones más hermosas que se ha hecho al Creador, a partir de la iconografía heredada de Europa, y en atención al concepto tradicional de la morada celestial a lo alto en el Universo. Nada, sin embargo, que la vuelva menos poética. Es así como vemos al mismo Todopoderoso de barba blanca de Miguel Angel, imagen incrustada en el corazón de la humanidad cristiana: “bendito viejito, que arriba estaaá”, El viejito al que todo se le debe...

La Rebelión (Album 'Musa Original', 1986)

“De La Rebelión no hay que decir mucho”, dice el biógrafo de Joe Arroyo, Mauricio Silva: “Es el himno de su canto”.

Más que una canción es un relato sobre un esclavo africano de los años 1600 de Cartagena que se rebela contra su amo español al ver que éste tortura a su novia. El hombre de radio, Ley Martin, asegura que es, en realidad, un guión cinematográfico dada la escenificación donde estalla incluso, la voz del negro ofendido, que “aún se escucha en la verja”.

El relato es tan apegado a esa realidad que habla de una “esclavitud perpetua”. Así de interminable la sentían esos hombres y mujeres traídos a nuestro continente, africanos en cadenas que “besaban la tierra”.

Joe dice que la historia se le apareció una noche en la cabeza, así como solía pasarle con todas sus letras: de manera inesperada, sin estarlas pensando mucho. No era necesario, en verdad: cualquier afrodescendiente lleva historias como esa en la sangre, pero al sufrimiento, a la impotencia, el compositor le encima la reacción, la que fue, o la que se hubiese querido que fuera.

No es la historia propia que se cuenta en el Centurión de la noche, pero sí es la historia propia porque es la de la raza. "No le pegue a la negra, no le pegue a la negra”, le dice el protagonista de la historia, y Chelito de Castro pone la cortina musical de las teclas para ir viendo la historia, para irla sufriendo, para darle una mano al hombre que se rebela.

Javier Franco Altamar
Julio 27 de 2011

Publicado en ADN-Barranquilla

Friday, July 22, 2011

El Museo Aeronáutico está dejando de ser un sueño


Por Javier Franco Altamar

Estaría donde funcionó el edificio de despacho del aeropuerto de Lansa


Poco a poco, a Ailyn Agresott Arcila se le está cumpliendo el sueño de ver convertida en un museo aeronáutico la escuela del barrio Simón Bolívar donde estudió: el alcalde, Alejandro Char, reconfirmó su interés en el mismo, y comisionó al Secretario de Infraestructura, Rafael Lafont, para que se pusiera al frente.
El tema aún está en el cascarón, pero por lo menos despegó hasta el punto en que Char planteó complementarlo con la presencia de un avión en la glorieta del bulevar de Simón Bolívar. Estaría acompañado de la bandera “más alta del país”, como ha dicho el alcalde.
Todo se inspira en que la Institución Educativa Distrital del Barrio Simón Bolívar (Inedbasibol) funciona donde estuvo, hasta finales de los 50, el edificio de despacho y los hangares del aeropuerto de ‘Las Nieves’ construido por la empresa Lansa, y que había sido inaugurado en 1945.
La pista de aterrizaje del aeropuerto fue la que se usó para construir la avenida principal del barrio Simón Bolívar, donde hoy está el bulevar cuya reparación avanza. El edificio de despacho, de cuatro plantas, estaba a pocos pasos de donde se construye la glorieta.
Aylin, de 20 años, estudiante de Tecnología en Línea de Aviones del Sena, y quien vive en Costa Hermosa, conoció esta historia de niña y se apasionó con ella, atrapada por el hecho de que el edificio estaba aún en pie y de que, a través de su conversión en museo, se rescataría su valor histórico, por cuanto fue allí funcionó la primera torre de control del país.
“Se lograría establecer un punto de referencia histórico en la ciudad relacionado con la aviación, incentivando a los estudiantes hacia la formación en el ámbito aeronáutico, y, a su vez, fomentar el interés de las comunidades vecino, pues muchas personas no conocen esta historia”, dice Aylin.
Su asesora de cabecera es su propia madre, la docente Nery Rosa Arcila Ariza, quien, de suerte, fue trasladada al Inedbasibol hace siete años, y eso le permitió a Aylin acceder con mayor libertad al edificio, subir por sus escaleras, e interactuar con la historia encerrada en esas paredes, hoy selladas al acceso de los alumnos.
Aylin se tomó todo un año investigando los pormenores históricos, descubriendo que Lansa le cedió a Barranquilla esas instalaciones en 1959 para construir una institución educativa, y reuniendo un valioso archivo de fotos y textos que espera ver expuestos algún día en el Museo.
Su proyecto lo bautizó ‘Torre de control Inedbasibol-Sena’ porque, entre otras cosas, aspira a verlo articulado con los procesos educativos del Centro Industrial y de Aviación del Sena, donde ella estudia.
Se lo imagina la torre con equipos reales de aviación en lo alto, conectada con el Aeropuerto Ernesto Cortissoz, y convertida en un parador turístico con todos los servicios.

Tres contactos con Char

Aylin le presentó a Char en una conversación de 30 minutos que sostuvo con él en enero, cuando se inauguró una calle en el barrio Montecristo. Allí el mandatario se comprometió a apoyarlo. Un mes después, ella le mandó una carta con mayores detalles; y se dio una visita de un ingeniero al colegio.
El viernes por la mañana, ella fue a despedir a un amigo suyo que viajaba a Bogotá, y se encontró con Char, que venía de regreso. Él la llevó hasta su barrio y entregó los detalles complementarios del avión y la bandera.
La idea es que se comience a empujar la obra cuando termine la glorieta y el nuevo bulevar de Simón Bolívar.

Julio 18 de 2011

Friday, April 22, 2011

Juancho Polo y Escalona

Leí de un tirón el libro de Ediciones La Cueva sobre los juglares Juancho Polo Valencia y Rafael Escalona. Es un libro de doble cara, una para cada trovador. El lado de Juancho Polo, a cargo del periodista Javier Franco Altamar, se titula En este mundo historial. Y el lado de Escalona, a cargo del escritor Ariel Castillo Mier, lleva el título Encantos de una vida en cantos.
Se trata de un libro de gran valor documental. Cada autor retrata íntegramente al juglar que le correspondió. Los dos textos son, al mismo tiempo, biografías, ensayos y relatos costumbristas. Tanto Castillo Mier como Franco Altamar fueron ambiciosos a la hora de investigar: examinaron fuentes bibliográficas, entrevistaron a muchas personas, rastrearon los orígenes de las canciones. Además de retratar a su personaje, cada autor se preocupa por descifrarlo: explora su psiquis, recrea su época, muestra su contexto geográfico y social, razona sobre su obra. El resultado es un libro sabroso que sin duda servirá en el futuro como material de consulta.
Nada tan dispar como los dos seres revelados en este libro: Escalona, siempre altivo, es huésped permanente de ministros y magnates; Juancho Polo, siempre vagabundo, es inquilino frecuente de antros y burdeles. El primero se sienta a manteles con un Premio Nobel de Literatura; el otro se lía a trompadas con un tipo pendenciero que le arranca un trozo de oreja y se lo traga. A Escalona sus amigos le festejan todo. Por ejemplo, que parrandeaba solo de día porque la noche la destinaba sagradamente a los encuentros sexuales con sus mujeres (“llegó a tener hasta seis al mismo tiempo”).
En cambio, casi todo lo de Juancho Polo es lamentable. Por ejemplo, cuando autorizó que Alejo Durán le grabara la canción Alicia adorada, la casa disquera tuvo que darle 350 pesos para que fuera a rescatar la cédula de ciudadanía que había dejado empeñada en un prostíbulo.
Castillo Mier insiste en que Escalona vestía con elegancia y olía a colonia Jean Marie Farina. Franco Altamar nos describe a Juancho Polo Valencia como mal trajeado y maloliente. Ambos se la pasaban ebrios, es cierto, pero el uno reposaba su borrachera en una fina hamaca de guarniciones mientras el otro amanecía tirado en cualquier piso. Escalona llevaba su canto a las mansiones de los poderosos en Bogotá; Juancho Polo llevaba el suyo a las madrigueras de perdición como la Calle del Crimen en Barranquilla. El primero fue sepultado con honores de monarca; el segundo tuvo un entierro de pobre en un cementerio que hoy, 33 años después, ha sido colonizado por la maleza.
Franco y Castillo se atreven a mostrar las flaquezas de sus personajes. La egolatría de Escalona está muy bien documentada en el capítulo donde habla el compositor Adolfo Pacheco. También se explora el polémico tema de las muchas melodías ajenas de las cuales se apropió. Y en el caso de Polo, se abordan las lagunas mentales que padecía como consecuencia del alcoholismo: en cierta ocasión olvidó cómo se tocaba el acordeón, y Abel Antonio Villa tuvo que enseñarle de nuevo.
En suma, se trata de un libro que, como decía Borges, se puede recomendar sin correr ningún peligro.
Por Alberto Salcedo Ramos

Sunday, April 10, 2011

El cronista de la mano izquierda

Por Javier Franco Altamar

En una entrevista de televisión, le pidieron al mago argentino René Lavand que hablara sobre la manera cómo él concibe sus presentaciones, cómo llega a montar un espectáculo, cómo alcanza a construir un acto mágico. “De las técnicas –respondió el maestro- surgen los efectos; de los efectos, surgen las composiciones, y cuando la composición está realmente pulida, es decir, cuando se le ha sacado todo lo que sobra, como decía Miguel Ángel, entonces se junta con otra y con otra en equilibrio armónico, y logramos un show completo”.
La entrevista, realizada por un reportero cuyo nombre no recuerdo ahora, no es precisamente una pieza digna de imitar dado su horrendo contraluz y su mortal quietud. Y como si fuera poco, el maestro no presenta ni medio truco durante el diálogo, elemental muestra de respeto con la audiencia para ponerla en sintonía con la magia. De manera, pues, que no es una obra periodística para tener en cuenta, al menos en la forma.
Y debo decir otra cosita antes de continuar: al maestro Lavand le falta la mano derecha producto de un accidente cuando niño, y esas técnicas a las que se refiere, son prácticamente de su autoría, pues las recetas de magia están concebidas para magos de dos manos.
De manera, pues que a Lavand le tocó ser autodidacta, y por una razón asociada, quizás, a su propio arte, los dedos de su única mano permanecen juveniles en la sutileza a pesar de que es un octogenario. Es, en resumen, un sujeto que ha logrado romper los esquemas, llevando sus propias dificultades hasta el límite de lo imposible.
Por esas razones y otras más, Lavand ha crecido en contravía de algo sagrado en la manipulación mágica: la velocidad en los movimientos. Muestra de ello es una de sus composiciones más deslumbrantes, la que él llama ‘No se puede hacer más lento”, y en la que nos muestra cómo, a pesar de que intercala una y otra vez seis cartas (tres rojas y tres negras), éstas se empecinan en aparecer ordenadas en sus colores cuando él las voltea.
Y ni hablar de otro juego suyo en el que despinta cuatro cartas y las vuelve a pintar mientras va contando una historia fantástica, con una voz pausada en la que resalta los misterios de las cartas y el papel de las mismas en otros magos como él. Esas palabras, dice Lavand, hacen parte de la composición.
Me fascina el arte de este mago, lo confieso, pero no sólo por el nivel de suspensión de la incredulidad que producen sus juegos, sino porque bien escuchada, la entrevista de marras con el maestro podría pasar, perfectamente, como una clase de periodismo creativo. Mejor dicho, es una enseñanza concisa y contundente acerca de esa expresión periodística que llamamos crónica.
Se empieza, como él dice, con el dominio de las técnicas. En nuestro caso, esas técnicas están relacionadas con el uso del lenguaje, el orden de las palabras, las oraciones y los párrafos; conectado, todo eso, con el empleo adecuado y preciso de los recursos expresivos prestados por la literatura.
Artificios como la tensión, el manejo de los tiempos, el narrador, la escenificación y varios otros más que toman forma con las palabras nos dejan en presencia del efecto; y todo eso, ubicado en orden, presentado con un balance armónico de elementos, nos lleva a la composición artística plena, a la crónica, pues.
Si el lector se siente como si estuviera viendo una película, como si fuera parte de una trama, y experimenta la ilusión de que ha sido testigo de lo que el cronista le está contando, entonces queda planteada la magia.
“Una cosa es llegar a la magia por intermedio de un bazar, comprar un truco y hacerlo; y otra cosa es llegar al arte de ilusionismo, como yo le llamo, con experiencia, con categoría, y con mucha filosofía. Es entonces cuando se establece una comunicación artística y humana; se establece, a partir de esa comunicación, la magia”.
Si lo leen bien, mis queridos amigos y amigas, el anterior párrafo no se refiere a las condiciones básicas para ser un buen mago, sino a las condiciones mínimas para ser un buen cronista.

Juan, discípulo de Jesús y maestro de la crónica

Por Javier Franco Altamar
Si me preguntan cuál de los evangelios es mi preferido, yo tengo dos respuestas: mi fe de cristiano me dice que los cuatro se complementan y, en consecuencia, ninguno es superior al otro; pero como periodista, no tengo ningún reparo en reconocer que el de Juan, discípulo y apóstol, está por encima de los demás.
Voy a trata de explicarme para no ser mal interpretado.
En primer lugar, parto, como buen cristiano, de que por sus 21 capítulos se desarrollan escenas ajustadas a la realidad; y eso lo vuelve, de inmediato, una pieza periodística invaluable, tipo crónica por demás
Y lo voy a decir con énfasis: periodística más que histórica, porque se concentra en lo revelador de la vida de Jesús y no cae en la tentación de entregar un listado de fechas, ni de dejarse llevar por la mirada panorámica típica de las biografías. Una prueba de ello es que no nos cuenta nada del nacimiento ni de la infancia de Jesús: es probable que nuestro autor lo haya considerado, en su momento, algo muy poco significativo, y eso responde a una respetable decisión creativa.
Esto último podríamos juzgarlo, incluso, como un craso error teniendo en cuenta el impacto posterior de la escena del pesebre y de personajes como los magos de oriente; pero, por lo menos, el evangelista fue honesto y no se atrevió a meterse en honduras indescifrables a su juicio. Por eso fue, a lo mejor, que se abstuvo de referirse a los pormenores del embarazo de María.
Estos pormenores sí aparecen en el Evangelio de Lucas y en el de Mateo, y si bien Marcos también se los brincó y hasta explora asuntos similares al de Juan, no tiene su belleza expresiva y es más bien tosco en su lenguaje. Se podría decir, en defensa del de Marcos, que aterriza mejor en el Jesús terrenal; pero el de Juan tiene el valor agregado y la fuerza de lo significativo.
Dicho de otra forma, no tanto le interesan a Juan los acontecimientos protagonizados por Jesús, sino que pone de relieve lo que ellos significan, o como dicen en Catholic.net, “detalles que sólo la fe puede descubrir”.Tiene el Evangelio de Juan otras grandes ventajas frente a los demás: está abordado desde la perspectiva de alguien cercano al personaje principal, testigo envidiable gracias a una inmersión privilegiada. Si bien eso puede tener la desventaja de limitar la reportería a una sola mirada, tiene al mismo tiempo la ventaja de la profundidad, que conduce a una interpretación de significados mucho más fuerte que la de quien mira el asunto desde lejos, no sólo en distancia, sino en tiempo.
Por eso este Evangelio nos cuenta, con lujos, el antecedente de Juan el Bautista, y va saltando de escena a escena para mostrarnos a Jesús en sus gestos y actitudes.
Así, los escuchamos en su expresión preferida para empezar sus explicaciones “De verdad, de verdad os digo”, o también traducida “De cierto, de cierto te digo” que nos pone en presencia de lo convencido que estaba Jesús de que él, la verdad y la certeza, eran una misma cosa.
Y somos testigos, también, de muchos de sus encuentros cara a cara con interlocutores difíciles, de varios de sus milagros más reconocidos, entre estos, una impactante resurrección de Lázaro en la cual no faltan los detalles más revelantes, con una reproducción de diálogos que Tom Wolfe habría de mencionar, en 1973, como distintiva del Nuevo Periodismo:
Jesús conmovido otra vez dentro de sí, fue al sepulcro. Era una cueva y tenía puesta una piedra contra la entrada.
Jesús dijo: —Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: —Señor, hiede ya, porque tiene cuatro días.
Jesús le dijo: —¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios?
Luego quitaron la piedra, y Jesús alzó los ojos arriba y dijo: —Padre, te doy gracias porque me oíste. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la gente que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
Habiendo dicho esto, llamó a gran voz: —¡Lázaro, ven fuera!
Y el que había estado muerto salió, atados los pies y las manos con vendas y su cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: —Desatadle y dejadle ir”.

Juan, como buen cronista, maneja los ritmos, y fiel al principio de la responsabilidad, no se detiene mucho en escenas tan dolorosas como la de los azotes a Jesús luego de su detención. En eso, Marcos y Mateo guardan similar distancia (Lucas también lo hace, pero se va mucho al extremo), pero la presentación literaria de Juan es superior, con reduplicación incluida:
“Así que entonces, tomo Pilato a Jesús y le azotó. Y los soldados entretejieron una corona de espinas y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura. Y le decían: ¡Salve, Rey de los Judíos!, y le daban de bofetadas”.Y luego de entregar detalles sobre la crucifixión, la resurrección y hasta de las tres apariciones posteriores de Jesús, incluida la famosa escena frente al incrédulo Tomás, el Evangelio da la pincelada final de verosimilitud, como para que no quede en duda de su carácter factual:
“Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero”,Y como si el evangelista hubiese escuchado alguna vez a Daniel Samper Pizano –quien ha repetido hasta el cansancio que el buen reportaje termina sin terminar- Juan se despide con un versículo fenomenal en el que emplea, incluso, una bella hipérbole:
“Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran, una por una, pienso que ni aún en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén”.