Thursday, August 02, 2012

Percepción y silencios


Por: Javier Franco Altamar

La inseguridad no sólo conduce a indicadores por cuenta de la sumatoria de casos, sino que puede medirse a través de percepciones. En ambas situaciones, sin embargo, los resultados deben examinarse con cautela.

Es que esos resultados dan hasta para llegar a interpretaciones absurdas. Por ejemplo, si en un Carnaval hay diez homicidios y en el siguiente ocho, se resalta el ‘descenso’ y se le oye decir al funcionario que “hubo dos muertos menos”, cuando en realidad hubo ocho más y ninguna resurrección.

Y en las percepciones puede darse que algunas vayan en contravía a los números.

Podría ocurrir, por ejemplo, que las cifras de homicidios vayan subiendo, y la percepción de inseguridad no sea tan mala. Y puede que eso responda a que los entrevistados ‘perciban’ esos muertos como ajenos o como víctimas de ajustes de cuentas. Los golpea, eso sí, el atraco callejero, que figura débil en los indicadores porque para contarlo se usan las denuncias, y muchas víctimas tienen la convicción de que denunciar no sirve para nada.

Sea como sea, ahí están los hechos, y los medios periodísticos no tienen más remedio que registrarlos si es que pretenden ser fieles con una realidad a la que, incluso, pertenece el absurdo analítico.

La percepción de las audiencias viene después, y se alimentará de esos resultados, de análisis y reflexiones. Los medios periodísticos podrían tratar de ocultar esas informaciones o suavizarlas con eufemismos, pero en ese caso estarían actuando como si fueran extensiones de alguna oficina de prensa estatal.

Columna: Pura franqueza
Publicada en ADN Barranquilla
Agosto 1 de 2012

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