Tuesday, July 24, 2012

La chica de los huecos hondos


Un buen ejemplo del correcto uso del narrador en segunda persona

Por: Paola López Giraldo
Estudiante Periodismo IV
Uninorte



Te conocía de antes, solo de nombre, Carolinne Jeannette Guzmán Huertas, te conozco como “la chica que viene de Estados Unidos, la americana, la yanqui, la New Yorkina, la extranjera, ‘la nueva’, tú sabes qué tan bueno puede llegar a ser esa “chica” o que tan malo puede serlo, sobre todo ante la vista de todo el que te rodea.

Te conocía de antes, solo de nombre, puede que tu nombre tenga aire americano, pero tu apellido… tu apellido delata lo latina que puedes llegar a ser, solo ver tu pelo, antes ensortijado, bajo la capa de una keratina, tu cabello negro, ahora liso cayendo sobre tus hombros y tus rasgos casi indios, muy sudamericanos, te controla.

Ahora cantas una, dos, tres canciones, cada una escrita, tocada y cantada en inglés. “Ah, ah, I love you like a love song baby” con cada nota y palabra comienzas a estar poseída por un romance entre la música y tú, cantas, saltas, vibras e imaginas junto a esos huecos hondos que se marcan en tus mejillas que van tomando forma sonriendo y cantando.

Te marchas con ello, te marchas como cada vez que te mudas al condado de Queens en el estado de New York, a Manhattan, a Miami, a California o en últimas… a Colombia, no contabas con ello ¿Verdad? Aun así, te marchas y te encanta.

Te encanta repartir esas miguitas de ti por todas partes, no importa: eres como las palomas que migran de puerto en puerto, de ciudad en ciudad, eres libre, en tu modo. Tal vez por eso ames tanto a New York, porque tiene cada partecita, cultura, sociedad del mundo en su propio estado, tiene tanta diversidad cultural que pareciese que no tuviera identidad propia, pero eso es lo que amas.

Aun así te marchas, y repartes esas migas de ti no solo en lugares sino en todos, abrazas al profesor Javier Franco Altamar y te aseguro, Carolinne, que es uno de los abrazos más sinceros que le darán. Eres una repartidora de abrazos, de besos y sobre todo… de dientes pelados que forman unos hermosos huecos hondos en tu mejilla, solo sonríes con sinceridad y es eso lo que más valoras en tu vida.

Tal vez por eso, el cambio te sienta incómodo, y es que pasar de una ciudad americana a Barranquilla además de que no es fácil, es otro mundo, otro contexto, otro universo. Y hablas de hipocresía, de la diferencia de esta entre Estados Unidos y Barranquilla. Tu cara ha cambiado ahora no están esos huecos, en vez de ellos tu ceño se frunce y tus lunares se acentúan y adornan tu expresión de adolorida.

Hablas de la hipocresía frentera entre los americanos y de la hipocresía a espaldas entre los barranquilleros, hablas de apariencias en Barranquilla y por ende, de tener un bajo perfil y de lo importante que es mantener un status social en USA, aunque sea ilógico extrañas esa hipocresía frentera. “¿Tu crees que en New York yo podría vestir así?” lanzas al aire la expresión, te miras de pies a cabeza y te das cuenta de que llevas un short, una blusa de tiras y unas sandalias, nada más, y esta vez… te ríes.

Enero de 2012

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