Friday, January 27, 2012

Un tratamiento contra las várices, con calor y rápido


Por: Javier Franco Altamar

Fue un procedimiento limpio durante el cual la paciente apenas derramó sangre en el equivalente a un puyazo de cocina.

En otros tiempos, para suprimir esa vena dañada en el muslo, había que abrir la pierna, exponer los tejidos internos, cortar, suturar, suprimir, cerrar y luego una recuperación tipo via crucis de varios meses.

Pero este nuevo procedimiento, con equipos producidos y comercializados por Covidien, está diseñado para durar 15 minutos. En palabras sencillas, la vena safena queda sellada desde adentro con un catéter a altas temperaturas.

En tres días, el paciente podría volver a su trabajo, y en un mes, luego de usar unas medias especiales, incluso “podría participar en una maratón”, confirma el médico guatemalteco Emilio Mishaan, cirujano vascular que estuvo al frente del procedimiento.

Ocurrió en el Instituto Cardiovascular y Quirúrgico de la Costa. Mishaan vino exclusivamente a enseñar, en la práctica, el uso de esta nueva tecnología bautizada ‘closure’ , adquirida por la entidad.

Mishaan no tuvo tiempo de conocer a Barranquilla. Llegó por la mañana con la misión concreta de intervenir a tres mujeres que en consultas previas del instituto resultaron con venas afectadas y altas probabilidades de várices.

La primera fue la ocañera María Carrascal, que apenas sí sonreía cuando le hacían un chiste alusivo al temple y la fuerza propia de su región.

Lo cierto es que no se quejaba porque el procedimiento se realiza con un manejo focalizado y preciso de la anestesia, para que el catéter entre sin problemas y pueda hacer su trabajo en la vena con el calor generado por radiofrecuencia, regulado desde un aparato para que alcance los 120 grados.

Según la explicación de Mishaan, los pacientes con várices tienen insuficiencia venosa por unas fugas, como ocurriría con el sistema de tubos de agua en una casa.
“Es un sistema similar, con válvulas que se arruinan y no cierran, y como tenemos sangre circulando de arriba a abajo, eso aumenta la presión en el sistema de venas, las dilata, ocasionando lo que conocemos como várices”, sostuvo.

Al anular la vena, se evita el reflujo venoso que se manifiesta, al principio, con varios síntomas, como los que llevaron a María Carrascal a consulta: dolor, pesadez, calambre, hormigueo, y que en complicaciones crónicas se traduce en la presencia de úlceras varicosas. “Eso es lo que uno previene con este procedimiento”.

La vena anulada es reemplazada por sistemas alternativos en un trabajo que hace la misma naturaleza de la pierna, y el flujo de sangre va al corazón sin problemas.

Y ahora....

El médico llegó a Colombia el domingo, el lunes operó en Bogotá en tres instituciones, el martes hizo lo mismo en Bucaramanga y ayer fue el turno para Barranquilla. Ayer mismo se marchó a Medellín y al día siguiente, a Cali, donde termina la gira.

El procedimiento realizado pertenece a las técnicas de ‘invasión mínima’practicadas desde hace once años para el tratamiento de las várices y se suma a un método similar que usa láser.

Publicado en ADN-Barranquilla
Enero 26 de 2012

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