Por: Javier Franco Altamar
Detrás de todo lo que hizo Adolfo Hitler en su momento estaba Joseph Goebbels, cerebro de la propaganda nazi y cuyas enseñanzas palpitan aún en las campañas políticas de la actualidad.
No voy a examinar ninguna de las candidaturas, pero me atrevo a dar unas cortas claves de análisis a partir de algunos de los once puntos planteados por Goebbels.
Está el principio de la simplificación, es decir, la adopción de una única idea para individualizar al adversario en un solo enemigo. En nuestro caso, ¿con qué elemento negativo puede una campaña tratar de simplificar a la otra? Las palabras preferidas, según sea el caso, pueden ser "continuismo", "maquinaria", "más de lo mismo", etc. Eso deja de lado, adrede, las propuestas del competidor.
Otro principio es el del contagio: reunir diversos adversarios en una sola categoría. Es decir, el abanico de candidatos puede ser muy variado, pero podrían terminar metidos en un solo saco gracias a la propaganda.
También se usan la exageración y desfiguración, al convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en una amenaza grave, en la prueba irrefutable de una gran conspiración, por ejemplo.
La renovación es otro de los principios. Funciona cuando se emiten, a cada rato, informaciones nuevas a un ritmo tal que cuando el adversario responde, ya el público está interesado en otra cosa.
Y para finalizar, por ahora, tenemos el principio de la unanimidad. Es decir, se divulga una posición dándose a entender que la crítica, la defensa o el rechazo, según sea el caso, interpreta el sentir de "todo el mundo". Sencillito, ¿verdad?
Publicado en ADN-Barranquilla
Octubre 5 de 2011
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