Por: Javier Franco Altamar
La tienen difícil los ediles de las cinco localidades de Barranquilla, o fácil, dependiendo de cómo lo vean ellos.
Ahora les toca entregarle una terna a Elsa Noguera para que ella escoja a los alcaldes menores que regirán los destinos (es un decir) de esas localidades desde marzo.
A la luz de las disposiciones, es muy sencillo: se inscriben varios aspirantes que deberán superar un examen en una universidad neutral. Quedarán algunos diez a merced del buen juicio de los ediles.
Ellos votarán, escogerán tres, y el dedo de Elsa Noguera tendrá la última palabra.
Parece facil, pero vienen unas elecciones parlamentarias, y los congresistas querrán tener amigos de primer contacto en esas localidades, por eso, la presión contra los ediles tiene que ser infame por estos días.
Esos alcaldes no pueden participar en política, eso es cierto, pero hacer cualquier gestión o siquiera sonreír, es visualizar a un partido o a un jefe.
El cuento con los ediles es que muchos de ellos estan ‘casados’ de antemano porque fueron peones de candidaros en las pasadas elecciones, recibieron apoyos en dinero y ahora deberán responder. Cada edil, entonces, suena a contrincante de su compañero de recinto.
Los jefes políticos, por su parte, harán las vueltas con Elsa, o ya las están haciendo, para ‘asegurarse’ el cargo, aunque la mandataria, dueña de su propio criterio, no podrá negarse la posibilidad de tener a uno de los suyos, o los de su propio partido, como subalterno.
Es fácil para un edil cerrar los ojos y dejarse llevar, y difícil si trata de llevar al mejor.
Publicado en ADN-Barranquilla
Enero 25 de 2012
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