Por: Javier Franco Altamar
El cantante
argentino Leo Dan llegó como siempre: respondiendo con chistes, y burlándose
por momentos de sí mismo, muy contento de encontrarse de nuevo en Barranquilla
después de cuatro años de no venir por acá.
“El clima está
lindo ahora. La vez pasada, cuando, vine hacía mucho calor. Incluso, me doy
cuenta de que la ciudad no es tan chica como yo pensaba”, dijo ayer en visita
al diario ADN.
Vino a promocionar
su presentación de mañana por la noche en el Salón Jumbo del Country, donde
compartirá escenario, como estrella principal, con la colombiana Vicky y con la
agrupación venezolana, ‘Los Terrícolas’.
Dice que eso de los
‘50 años de vida artística’, expresión con que se está vendiendo el concierto,
es “puro invento de los empresarios y promotores” así sea cierto, porque está
cantando desde 1963, cuando era un jovencito delgado y tímido, con una frondosa
cabellera y cantaba casi encogido, haciendo esfuerzos para moverse.
“No me muevo mucho
porque no sé moverme. No sé bailar. Soy un tronco. Cuando bailo, me agarro de
las personas. Eso de reggaetón, que se baila suelto, no es conmigo por
ejemplo”, dice y se ríe.
Promete una
presentación de una hora (o 15 minutos más, puede ser), con base en una rutina
compuesta por sus canciones eternas como ‘He prometido’, ‘Cómo te extraño’, y
‘Mary es mi amor’. “Esta no la puedo dejar de cantarla, ni ‘Estelita’, son
canciones que el público va a pedir o las querrá escuchar”, asegura.
Si bien tratará de
cantar unas nuevas, garantiza un show que gustará, con mariachi incluido, y
chistes, si se da la ocasión.
Su nombre de pila
bautismal es Leopoldo Dante Tévez, pero para el mundo artístico es,
simplemente, Leo Dan. nació en Villa Atamisqui, Santiago del Estero, Argentina,
el 22 de marzo de 1942.
Durante su carrera
ha grabado 36 álbumes en Argentina, España y México. Su gusto por la música
mexicana lo llevó a grabar con mariachis. Ha compuesto más de 3.000 mil
canciones y la cifra continúa en aumento.
-¿Nota diferente la
ciudad ahora, maestro?
-Esta vez me gusta
más porque corre aire y todas esas cosas. No he sufrido con el calor. La vez
pasada, me llevaron al hotel y al Aeropuerto, ahora veo es realmente es bonito.
Pensé que era más chico.
-¿Qué nos trae en
esta oportunidad?
-Siempre trabajo
con base en una rutina, con las canciones conocidas que creemos que el público
va a pedir o que las quiere escuchar. Tratamos de incorporar unas nuevas, pero
lo que garantizamos es que el show gusta y venimos con Mariachi…
Estamos sentados en
la sala de Junta en las instalaciones de EL TIEMPO y ADN de Barranquilla, En
este momento, cuando avanza la respuesta, se siente el ruido de una pieza
metálica que cae. Es el platillo con que la joven de prensa y divulgación
sostenía el vaso de agua que acababan de darle. Ahora vemos que se ha mojado el
pantalón….
-Traemos un
mariachi –retoma el cantante-, y una chica que en algún momento tira un
platillo para llamar la atención; pero eso es parte del show.
“Me bañé”, dice
ella entre risas.
- Ya era hora –,
agrega Leo Dan y todos ríen
Aprovecha para
endulzar la taza de té de manzanilla que pidió. No usa azúcar, sino un
sustituto. “Es que soy diabético tipo dos. Se trata con pastillitas y una buena
dieta no hay problema”
Dice que cantará,
por supuesto, las tradicionales ‘Cómo te extraño’, ‘Mary es mi amor’, y
‘Estelita’, con el mismo timbre suave que lo sigue caracterizando a los 71
años.
-¿Cómo ha hecho
para conservar la voz? Hay otros de su época que no la conservan, como
Camilo Sesto, por ejemplo.
- Debe ser porque
ganan poco- responde con una carcajada-. Es una virtud el cantar siempre, pero
Camilo debe ser que no canta mucho. Es la desgracia de los cantantes que no
cantan, a no ser que vocalicen. Yo no vocalizo, no me cuido, y como no fumo, no
tomo, no tengo sexo….
Volvemos a reír en
la Sala de Juntas. Hay un teléfono que repica, el representante de Leo Dan sale
un momento a contestar y le hace señas desde afuera para decirle que es
urgente.
-Dile que llame en
diez minutos o en 15, que estoy con unos periodistas. Es que no tienen ni idea
de eso. Le debo plata y encima quiere que lo atienda, jajaja.
Para todas las
respuestas parece reservar una carcajada. Tiene expresión de abuelo
consentidor, Cuando se ríe, las facciones se le contraen con fuerza. En su
cabeza, resalta la calvicie frontal que luce ahora con orgullo. Le recuerdo que
a veces, cuando lo entrevistan en medios televisivos, lo ponen a ver un video
de cuando tenía 20 años, y él exclama “¡Por Dios, qué tiempos, qué pelo!”. Le
pregunto que si no ha pensado usar peluquín.
-Sí, una vez, pero
se me cayó – responde con otra carcajada-. No, no: de verdad, me hubiese
encantado ponerme un peluquín, pero bueno, se me iba a caer de todos modos. Me
imagino que viene una admiradora mía y me dice: “Leo, qué lindo pelo”, y se
queda con él en la mano. No, mejor no.
-¿Y sigue
componiendo, Maestro?
-Si, Mira, la
prueba está aquí. Esto es lo último que compuse.
En ese momento,
saca del bolsillo del pantalón un pequeño grabador en el cual reproduce un
silbido suyo. “Esa es la idea. Silbo una cosa que escuché, una cosa que
siento...
-Hablemos del proceso
de producción de un tema ¿cómo se da en su caso?
-Depende. Hay
cuatro maneras de componer. Una, cuando uno tiene hambre. Otra, cuando tiene
necesidad. Otra, cuando estás contento, y otra, cuando te pagan. Las cuatro las
aplico: cuando estoy contento, cuando miro a una muchacha como ella…
Acaba de señalar a
la practicante de Redacción Inguel De la Rosa. Ella es delgada, morena, y tiene
una apariencia espigada de modelo de pasarela. Ella le dice que sabe de sus
canciones porque algunos de sus parientes mayores toman trago mientras las
escuchan.
-Bueno, pero mis
canciones no son para emborracharse, sino para pagar –vuelven las carcajadas-.
Yo por lo general he tratado de ser más blanco en mis canciones, más
espiritual, pero sin darme cuenta, No es porque no me gusta tomar. La
experiencia fue muy triste cuando yo tomaba. Es más, regalaba dinero y no sabía
a quién le prestaba. Hay una canción mía que se llama ‘¿Por qué estás triste?’
que tiene el don de hacer que la gente deje de tomar. Pero no me gusta decirlo
mucho porque me dejan de contratar en los bares.
Más carcajadas.
Parece que con el maestro Leo Dan no se puede hablar en serio, De pronto es su
forma de entender la seriedad, no sé
-¿Cómo ha sido su
experiencia con el público después de tantos años?
-No paro de cantar,
todo el tiempo estoy cantando.
-Pero me imagino
que mientras canta, matiza sus canciones con algún tipo de anécdota, algún
chiste.
-Depende: si me
dejan hablar. En teatro soy más efectivo porque tengo a la gente allí y puedo
intercambiar chistes. Soy muy ocasional. Hace como dos años en Nueva York, me
presenté en un teatro para 600 personas. Empecé a cantar y me di cuenta de que
en la fila de adelante faltaban cinco personas. Iban a llegar tarde, con
seguridad. Cuando canté la segunda canción, le dije al público. “Si llega a
venir esta gente a sentarse, ustedes ayúdenme: yo me voy a despedir de ustedes,
y díganme gracias, Leo, qué lindo show”. Y efectivamente: A la tercera canción,
llegaron. Dije “bueno, muchas gracias”, y la gente decía “Gracias, Leo,
gracias”, y el tipo miraba la hora en su reloj. Aquello fue infernal.
-Pero usted era muy
tímido en sus comienzos. Incluso, cantaba sentado, ¿cómo logró superarlo?
-Depende de qué
cosa. Cantaba sentado porque vengo de un pueblo donde la gente es muy tranquila
y no les gusta trabajar. Entonces siempre me gusta cantar sentado. Es más.
Nosotros somos los que inventamos la bicicleta en mi pueblo: para correr
sentados.
-¿Y le siguen
molestando que le digan Maestro?
-Sí, porque ganan
poco. Prefiero que me digan diputado, senador, o Messi.
-¿El show que nos
va a presentar tiene algo diferente de los otros?
-Bueno, me cambio
de ropa.
-Pero esta gira se
inscribe dentro de la celebración de los 50 años de vida artística.
-Eso es lo que se
inventan los empresarios, porque yo llevo como 60 años cantando. Al año de
nacido, ya yo cantaba. ‘Arroz con leche’, pero como éramos tan pobres,
cantábamos ‘arroz’, no más porque leche no había. Éramos tan pobres que
dormíamos en el mismo cuarto y soñábamos lo mismo.
Todos volvemos a
reír. Le pregunto por su hijo Nico, que le heredó lo artístico en el canto. Es
uno de sus cuatro hijos con Mariette, la ‘Mary’ de su canción histórica.
-Nico está en Miami
–dice-, pero no está dedicado tanto al canto porque está punto de recibirse
como abogado, Quiere estudiar el ‘bussines’ de la música.
-¿No le irá a pasar
lo mismo que usted, que quiso ser veterinario y terminó siendo cantante?
-A mí eso me pasó
por el bien de los animales. Él quiere ser cantante, pero antes quiere ser
abogado para manejar sus propios negocios, porque lo han embromado muchas
veces…
-Volvamos al show
¿Qué significa cantar con Vicky y los terrícolas?
Vicky y los
terrícolas son mis amigos. Para mí es una alegría poder compartir con ellos
escenario. Es hermoso. Antes compartía con Óscar Golden, pero infortunadamente
se nos fue. Voy a hacer un homenaje a Leonardo Favio, que es muy lindo, es
posible que mostremos unas fotos donde estoy con él.
-¿Y a Sandro, no le
tiene por allí algún homenaje?
-No, porque una vez
le hice una vez homenaje y me tocó moverme. Tuve que ir al quiropráctico para
que me reconectara los huesos de la columna vertebral.
-¿O sea, que usted
sigue con ese estilo pausado, sin moverse mucho?
-No me muevo mucho
porque no sé moverme. No sé bailar. Soy un tronco. Cuando yo bailo, me agarro
de las personas. Eso de reggaetón no es conmigo.
-¿Cuál fue la
última de sus canciones que se ha conocido?
-‘Amigo mío’, lleva
como 20 años. De las nuevas me gustaría promocionar ‘Cuando salga la luna
en Colombia’ y otra que se llama ‘Justo en Medellín’. Son canciones que
nacieron hace dos años. La primera es dedicada a la paz de Colombia. Una señora
fue la que me dio la idea cuando me dijo, en España, una frase muy linda:
“volveré a Colombia cuando salga la luna”.
-¿Usted no se
siente raro cantando esas canciones juveniles ahora con más de 70 años?
-La que se siente
rara es Estelita porque ya está vieja, pobrecita, porque yo estoy igual. El
otro día canté en Rosario, y apareció Celia, inspiración de otra de mis
canciones. Pensé que iba a llegar con un bastón, pero estaba igual de linda,
con hijos, con nietos.
-Usted tiene
canciones con nombre de mujer y son bastante…
-Gracias a Dios
-¿Y todas esas
mujeres existen?
-Me imagino que sí,
porque yo las perdí de vista, Todas existieron. A mí nunca me gustó clonarme o
hacer cosas raras. Las mujeres a las cuales les canté son de a de veras. Como
ya se sabe, Mary es la dueña de mi quincena. Ella húngara y nuestros hijos son
hungaritos. Llevamos 48 años de casados.
-¿Y cuál es el
secreto de esa longevidad matrimonial?
-Pues viajar y
darle descanso a la mujer.
-¿Para cuidar su
voz no hace nada especial?
-Nada. Gárgaras de
tachuelas- dice y ríe de nuevo.
-Pero caramba: la
mayoría de la gente usa miel de abeja, limón,..
-Es que hay muchas
abejas gay…de pronto se me afina la voz demasiado.
-¿Le gustaría venir
en Carnavales a Barranquilla?
-Me encantaría, claro:
son famosos
-Por aquí estuvo
cantando Juan Gabriel
-Me imagino que
vino disfrazado. Es mi amigo, mi hermano. Yo lo quiero mucho y él también a mí.
Hemos bailado juntos, también.
-Pero me acaba de
decir que usted no baila
-Pero Juan Gabriel
sí.
-¿Y canta algunas
canciones de él?
No, me revienta
Juan Gabriel si lo hago. Pero él si le gusta mucho mi música.
-¿A propósito,
quién le sirvió de referencia en la música?
-Cuando me
iniciaba, me inspiraba mucho en la música de Paul Anka, Elvis Presley, Palito
Ortega y otros. No han sido mis maestros, pero si mi inspiración. Cuando vivía
en Méjico tuve la suerte de conocer a Cesar Costa y a José Alfredo Jiménez de
quien aprendí mucho. Además, todos eran mis amigos. A quien admiraba más era a
José Alfredo porque en cada frase decía lo que el pueblo sentía. “Amanecí otra
vez entre tus brazos”… ¡Coño! Qué lindas frases.
-Pero ¿Ha sabido de
cantantes actuales que digan ‘mi referencia es Leo Dan’?
-Todos…. Jajaja.
Perdona mi modestia, pero es que soy argentino. Mentira: Marco Antonio Solís
dice que soy su inspiración. Joan Sebastian dice que cuando estaba en el campo
me escuchaba y quería componer. Juan Gabriel escuchaba mi música.
-Le escuché a
usted, en una entrevista, que la dificultad con el paso de los años ha sido dar
las notas más altas.
-Yo cantaba más
alto antes, pero un día me agarró una bronquitis en Nueva York, Hacía mucho
frío afuera, llegué a mi habitación, me eché a dormir y desperté, y sentí el
aire acondicionado encendido No tuve la fuerza para apagarlo. La voz se me bajó
uno o dos tonos. Y fue hasta mejor porque empecé a cantar como macho ya.
Más carcajadas.
-¿Cuánto tiempo es
capaz de cantar de corrido?
-Mucho más de una
hora, bastante…
-¿Y sin tomarse un
vaso de agua?
-No, el agua te
lava la garganta. Lo que sí tomo es té de manzanilla: uno antes de cantar, y
otro después de cantar.
-¿Y las tachuelas
que me había dicho, qué?
Eso es para
impresionarlo a él –dice señalando al fotógrafo Carlos Capella, que no se cansa
de tomarle fotos, y ahora está agachado con el lente largo apuntando desde el
bajo vientre- Fue para entrar en confianza, pero ahora mira cómo tiene agarrada
la cámara. El que trata de impresionarme ahora es él. Parece argentino.
Todos reímos de
nuevo. Es momento de una tanda de fotografías con quienes esperan afuera de la
Sala de Juntas.
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