Wednesday, February 29, 2012

Elsa Marina dejará otra huella en Barranquilla


Por:Javier Franco Altamar

Elsa Marina Losada empezó su año internacional con mucha fuerza: participó en importantes ferias artística de Italia y Estados Unidos donde hizo contactos y ventas, regresó a Barranquilla a disfrutar del Carnaval, fue para Brasil y luego a Chicago.

Pero estará de vuelta a mediados de marzo, dispuesta a seguir dejando huella en su propia ciudad.

'Elmar', como firma ella, es cartagenera de nacimiento, pero es más currambera que el sancocho de guandú, porque fue traída a los 8 años, creció y ha vivido aquí desde entonces. "Cuando me preguntan de dónde soy, no respondo colombiana, sino barranquillera", dice con una gran sonrisa.

Hace 11 años, sufrió las consecuencias de un aneurisma Le quedaron algunas secuelas en el habla y la escritura (dislexia), pero al mismo tiempo, sintió la presencia de Dios como guía y maestro, y su arte se llenó de brillo, comenzó a manejar mejor los colores.

“Todo en la vida es para bien. Este es mi arte y lo llevo en el alma, es mi forma de manifestarme y me hace muy, muy feliz”, dice ella.

Su expresión más amplia, la que la ha llevado a exponer en todo el mundo, es el llamado arte utilitario, que adorna elementos de cerámica, porcelana, cuero, madera y tela, entre los que se aparecen paraguas, adornos, bolsos, pocillos, vasos, bandejas y muchas otras cosas. Algunos son obras únicas por su realización a mano.

Pero la nueva huella de la que habla ahora es un juego de murales que resume la esencia de Barranquilla y que adornará el puente de la carrera 53 con la avenida Circunvalar, con la misma técnica de mosaicos que usó para los murales en los bajos del puente de la Circunvalar con la 38.

"Este será mi arte propio reflejado en nuestra cultura, unido a una escultura en homenaje al animal que nos representa: una gran iguana de 20 metros", explica la artista.

La presencia definitiva de la iguana no se ha definido, pero lo claro es que será una estructura de concreto reforzado, cuya piel será una mezcla de las mismas baldosas picadas que llevarán los murales, solo que con los colores propios del animal.

La obra luce tan impactante en las planchas de diseño, que el secretario de Cultura del Distrito, Afif Simán Slebi, no dudó en acogerla, anunciando, el 6 de enero, su apoyo en las diligencias distritales requeridas.

Mientras tanto Elsa ultima los detalles del presupuesto, y empezará a tocar puertas para financiar su obra con el apoyo del sector privado.

Publicado en ADN-Barranquilla,
23 de febrero de 2012

De locutores a ‘diyei’, una involución

Por: Javier Franco Altamar

Nosotros los que venimos de una época de locutores bien preparados, de hombres de radio que sentaban cátedra entre un disco y otro para poner al oyente en contextos sobre autores, compositores e intérpretes, nos parece lamentable la ramplonería de hoy, la vulgaridad que se ha tomado nuestras ondas hertzianas como si fuera el sello distintivo de la modernidad.

De la voz bien timbrada que a uno le permitía distinguir un locutor de otro, hemos pasado a los ‘diyei’ con remoquetes, que hasta hablan igualito, en el mismo ritmo y los mismos timbres; como si parecerse el uno al otro fuera lo distintivo de ahora, como si ese contrasentido fuera el único sentido posible.

Y de los buenos consejos de cabina, que lo llevaban a uno por los significados de la obra de arte, y le permitían al oyente conocer historias, anécdotas y secretos de la creación, hemos pasado a la retahíla insulsa y superficial, ofensiva y burlesca, escenario donde el radioescucha suele ser la víctima, y lo peor es que queda convencido de que se está divirtiendo.

Entre sus múltiples efectos, los medios de comunicación reafirman valores y cumplen una labor educativa incluso cuando creen que no están educando, porque bajo sus verdades y discursos van deslizando representaciones y modos de pensar.

Pero con la calidad y profundidad de los discursos y comentarios de ahora, a los oyentes de programas musicales no les queda otra alternativa que la de hundirse en la ignorancia, con un entorno de recocha que adorna su propia cárcel intelectual y con la voz aguda impostada del ‘diyei’ iluminándole el camino.

Publicado en ADN-Barranquilla,
Febrero 29 de 2012

Un desfile que va de mal en peor

Por: Javier Franco Altamar

Soy de los que se preocupan por asistir a la Batalla de Flores con la esperanza de que sea mejor que la anterior, pero ha venido ocurriendo que cuando me retiro a casa, lo hago con la certidumbre de que este desfile va de mal en peor.

El asunto es que no soy el único: todos nos vamos a la Vía 40 con el ánimo de divertirnos y regresamos decepcionados de un desfile cada vez más comercializado, que debe de ser un gigantesca ubre generadora de dinero para la Fundación Carnaval, pero que a cambio de ello se está tirando lo más representativo de nuestra fiesta.

Por fortuna para los organizadores del desfile, todavía está el foráneo dispuesto a presumir que estuvo en primera línea de la Batalla de Flores y que pagará costosos palcos empaquetados en otras ofertas del portafolios turístico del Carnaval.

Y todavía están las grandes empresas, nacionales y multinacionales, que se preocupan por traer a sus directivos desde otros rincones del país y ponerlos de testigos directos del desfile.

No importará, para estos directivos, que el desfile haya sido un desastre folclórico, porque los noticieros nacionales dirán lo contrario, y entonces cada cual podrá contar, en sus respectivos círculos sociales, que la pasaron de maravilla entre vasos de whisky.

Y en la Fundación Carnaval continuarán frotándose las manos, porque este desfile (sobre todo, éste) seguirá siendo una máquina de producir dinero. Lo menos importante serán las protestas, los editoriales y se reirán de gestos como el de la cumbiamba ‘El Gran Carajo’, que se retira humillada.

Publicado en ADN-Barranquilla,
Febrero 22 de 2012

Wednesday, February 15, 2012

Dominó del poder


Por: Javier Franco Altamar

El único acontecimiento capaz de reunirlos en un ambiente de cordialidad es el Carnaval, y lo ha venido haciendo por años, pero ayer los convocó un escenario inédito: una mesa de dominó.

Fue en el patio de la Casa del Carnaval. La idea fue de ‘Kadafi’ (Richard Bruno) y los demás le siguieron el juego bajo el pretexto de que forman parte del colectivo de dobles de la Fundación de Disfraces del Carnaval (Fundicarnaval.

‘Chávez’ (Juan Ruiz Avendaño) revuelve, y ‘Don Osama’ (Mohamed Abdala), su compañero cruzado, reclama algo de beber. Al parecer, ‘Kagafi’, como le llaman en realidad, se había comprometido con refrigerios. “Come bolas de tamarindo y así escupirás azúcar”, dice ‘Bush’ (Juan Juha), quien no juega, pero está de pie dando consejos.

La otra pareja cruzada es la de ‘Simón Trinidad’ (Ricardo Romero) y ‘Kagafi’. “Esto es para meter pura cabra”, advierte ‘Trinidad’, quien apenas puede sostener las fichas con las muñecas encadenadas. Le tocó el doble seis y sale.

Lo que viene, y que va atrayendo curiosos de todos los rincones del patio, es el juego más sucio que pueda esperarse: avanza en medio de señas de trampa y reclamos absurdos.

‘El Ché Guevara’ (Pedro Vergara) y ‘Raúl Reyes’ (Juan José Jiménez) están a espaldas de ‘Chávez’, cada uno le habla a un oído. Lo mismo hace ‘Bush’ con ‘Osama’. “¡Dame la seña, nojoda!”, grita angustiado ‘Trinidad’ porque ‘Kagafi’ se muestra inseguro en las jugadas. “Concéntrense, hombre”, regaña ‘Chávez’.

En medio de aquel despelote, con ‘Osama’ mirando descaradamente el juego de ‘Trinidad’, se escucha una risotada: ‘Chávez’ acaba de ganar.

La otra partida terminó rapidito

Revuelven otra vez y arranca ‘Chávez’. El ‘Ché’ ahora le está hablando al oído a ‘Osama’, y ‘Bush’ hace lo propio con ‘Kagafi’.

“Aquí hay pura rata de alcantarilla”, dice ‘Trinidad’ alterado. “Tú eres una rata que se está quemando en el infierno”, le dice a ‘Osama’. Este calla: después aclararía: “SoyThajez Hazzih, hijo de Osama: vine a reemplazarlo”.

El juego no alcanza a terminar: han descubierto dos fichas metidas donde no corresponde: ‘Osama’ y ‘Trinidad’ se atribuyen la trampa. ‘Chávez’ se ríe. “pa’joderlos: yo metí las cabras y otros se las apropian”.

Acaba de llegar ‘Hector Lavoe’ (Luis Xiques). Reclama que no lo esperaron. “La condición para participar era tener cinco muertos encima”, le dice ‘Kagafi’. “¡Eche, pero me maté yo mismo!”, dice él, y le dan una silla.

Publicado en ADN-Barranquilla, (Especial)
Febrero 15 de 2012

¡Vade retro, San Valentín!

Por: Javier Franco Altamar

El diario ‘El Universal’ de Cartagena le dio un despliegue generoso en su portal web a un hecho que le pareció curioso: la falta de costumbre de los cartageneros por celebrar el Día de San Valentín hizo que la fecha pasara inadvertida y todo transcurriera como un día normalito.

Agrego yo: no podía ser de otra forma en Cartagena, en Leticia, en Barranquilla y en cualquier rincón del país, porque el 14 de febrero es lo que es y debe seguir siendo para nosotros: una fecha más en el calendario.

La única excepción en el caso de Curramba es que algún día esta fecha coincidirá con el Carnaval y cualquier jolgorio estará más que justificado, pero hasta allí llegará el tema.

Pero ¿de dónde viene el embeleco de algunos por tratar de meternos en una celebración que ya venimos haciendo en otras fechas? Puede que en Nicaragua se haya impuesto porque a lo mejor no tenían un día para los enamorados, pero en Colombia no la necesitamos para nada: ¡vade retro!

Todos la hemos visto en las series gringas de televisión porque los Estados Unidos la asumieron como suya desde hace muchos años.

Y como era de esperarse, desde allá se fue diseminando esta celebración por todos los países donde existe la ingenua creencia de que imitar a los Estados Unidos es una señal inequívoca de avance y desarrollo.

A nosotros debería de blindarnos la certeza de que tenemos nuestra propia celebración en septiembre (aunque haya sido exprimida al máximo por los comerciantes), pero la rasquiña se resiste como si fuera la de la varicela. ¿Hasta cuando aguantará nuestro blindaje?

Publicado en ADN-Barranquilla,
Febrero 15 de 2012

Wednesday, February 08, 2012

La sociedad de la mutua desconfianza

Por: Javier Franco Altamar

Por lo general se desconfía de los mecánicos: si los dejas solos con tu carro, existe el riesgo de que se queden con los repuestos que acabas de entregarle y, en el peor de los casos, te reemplacen piezas buenas por unas de segunda que le habrán quitado a una víctima anterior. Por eso es recomendable estar al pie de ellos.

También suele desconfiarse de los médicos de las EPS, porque ellos se esfuerzan en no remitirte al especialista dado que desde arriba los obligan a mantener unos topes máximos de remisiones: vainas de un presupuesto, piensas.

Y si miras la receta, notarás unos nombres repetidos de medicamentos baratos dentro del llamado POS, y cualquier remedio adicional recomendado es el mejor promovido por el visitador médico locuaz: uno se imagina que desde los respectivos laboratorios hay regalitos motivadores.

Se desconfía de los gobernantes: tú supones que se ferian nuestros impuestos y que bajo el disfraz de licitaciones transparentes se mueven intereses políticos. Y sientes, oh verdad, que terminan escogiendo a quienes apoyaron en las elecciones, o los señalados por el dedo del jefe político de turno, verdadero dueño de los destinos.

Todos sabemos que la ‘viveza’ es parte de nuestra cultura, y que aprovechar papaya es una muestra de talento frente al resto de los estúpidos mortales.

La pura verdad es que por estos lares de la posmodernidad colonial, vivimos de la mutua desconfianza, y eso alimenta nuestros negocios, que suelen estar llenos de filtros para que no baste una firma, que podría ser, oh Dios, la del más vivo.

Publicado en ADN-Barranquilla,
Febrero 8 de 2012

Keiko enseña japonés



Por: Javier Franco Altamar

Keiko Tashiro cocina, prepara té verde, saca sus libros de animé (cómics japoneses), los pasa de mano en mano, proyecta videos, muestra elementos ornamentales y hasta se pone indumentarias clásicas de su país: lo importante es enseñar el idioma nipón con toda la carga de cultura que eso implica.

Está en esas hace nueve meses, luego de un proceso largo por cuenta del Instituto de Idiomas de la Universidad del Norte.

Y se la jugaron con ella para ofrecer unos módulos de japonés, que puede parecer difícil por lo exótica y por las tres formas de caligrafía, pero que es más fácil de lo que parece, o al menos así se presenta de la mano de esta menuda y alegre mujer.

Su español, aprendido en Costa Rica cuando era una colegiala (hace 15 años), es un tanto gracioso por los deslices de los sonidos vibrantes, pero es lo suficientemente claro para explicarse y bromear.

“Aquí no es lo mismo que enseñarle a un niño que le gusta el animé. A un adulto le gustan más las gheisas, aparte de la cultura, y es más tradicional”, asegura entre risas.

Por razones obvias, con todos sus alumnos (tiene tres grupos) ha comenzado de cero, y de todos puede asegurar que saben escribir con el hiragana clásico, el kanji que emplea carácteres chinos y el katakana para escribir las palabras ajenas al japonés.

Eso se logra en tres meses. Alumnos como la soprano barranquillera Daniella Mass (hay una foto de ella en la pared del cubículo de Keiko) dan fe de eso. “Ella canta en japonés y lo hace perfecto”, dice la maestra. Y Daniella apunta que, en efecto, se divierte escribiendo en este idioma “hermoso”.

En un año, dice Keiko, cualquiera se defiende en lo básico, pero en dos años, el dominio es total.

Publicado en ADN-Barranquilla,
febrero 8 de 2012

Vigilancia a los rayos en el cielo currambero


Por: Javier Franco Altamar

Gracias a un convenio entre la Universidad del Norte y la firma Keraunos, Barranquilla dispone desde diciembre pasado de una antena especial a través de la cual podrá monitorearse los rayos que caen en la ciudad y en toda la región Caribe durante las tormentas eléctricas.

Tiene tres metros de alto, y está instalada en una casa de la carrera 43 con la calle 85. Su importancia es que permitirá ubicar, con un margen de error de más o menos tres metros, el sitio exacto donde caen los rayos, información que se puede usar tanto en los análisis de riesgo como en los estudios científicos.

“Es que para construir cualquier instalación, uno necesita saber qué tantos rayos caen en esa zona”, explica el profesor Johnny Montaña, del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad del Norte y director del proyecto.

Para medir ese comportamiento de los rayos, precisa Montaña, el parámetro internacional es contar cuántos rayos caen al año en una zona, dividido por cuadrículas de un kilómetro a lado y lado. “La densidad de rayos a tierra viene dada en rayos por kilómetro cuadrado por año”, precisa.

Explica que cuando un rayo cae, además del fenómeno luminoso y auditivo que todos experimentamos, se produce un efecto electromagnético, y es lo que lee el sensor.

“Es el mismo efecto que hace accionar las alarmas de los carros cuando cae un rayo: la señal se expande, llega a los sensores de la antenas y por triangulación, es decir, al compararla con la de otras antenas, identificamos el punto de caída”, señala.

Es una señal que viaja 300 ó 400 kilómetros a la redonda, precisa.

Hace 15 años, la transportadora de energía ISA puso seis antenas localizadoras en todo el país. La más cercana a Barranquilla queda en Cerromatoso (Córdoba). Pero esas antenas, advierte Montaña, producían la información con un margen de error de más o menos tres kilómetros. Con esa información, claro está, no se podían hacer cuadrículas de un kilómetro cuadrado.

Hasta que un grupo de investigación de la Universidad Nacional de Bogotá, donde estaba Montaña, desarrolló un sistema de localización con estas nuevas antenas.

Esta de Barranquilla, que será administrada por Uninorte, es la primera en la Costa y una de las 10 del país montada por la firma Keraunos.

Publicado en ADN-Barranquilla
Febrero 7 de 2012

Caos por accidente de camión de pollos


Por: Javier Franco Altamar

Si los patrulleros del CAI Móvil del aeropuerto se hubiesen tardado un poco más en reaccionar, hoy industrias PuroPollo tendría 2.970 ejemplares menos en su inventario de sacrificio, y un conductor hubiera terminado muerto por la turba de espontáneos ladrones.

Ocurrió ayer a las 8:30 a.m. en la autopista al aeropuerto Ernesto Cortissoz, a unos cien metros del acceso al terminal aéreo.

Indira Pérez Bolaño, que lavaba a esa hora una muda de ropa en el patio de su casa, escuchó un estallido, luego un estruendo y por encima de la paredilla que la separa de la calle, alcanzó a ver una nube de polvo y plumas.

Al salir, vio el camión ladeado hacia la derecha, con la cabina contra un árbol en el separador central.

Un sujeto gordito salía del carro: era el conductor David Alejandro Castro Blanco. Estaba entre confundido y adolorido, tratando de pedir ayuda, pero lo menos importante de la escena era él, porque hombres de toda clase, alertados por el accidente, trataban de aprovechar la súbita bonanza de pollos.

Se sabe de un pasajero de bus interdepartamental que alcanzó a recoger 10 animales y se devolvió al automotor tratando de camuflarse, pero fue sorprendido por la Policía y tuvo que devolver la carga.

Un taxista que llevaba un pasajero al aeropuerto pidió un permiso y trató de llenar el baúl con varios emplumados: también debió resignarse.

El reporte: unos cien pollos perdidos y un conductor apenas con raspones.

Publicado en ADN-Barranquilla
Febrero 1 de 2012

Ambulancias y escrúpulos de acero

Por: Javier Franco Altamar

A mis lectores fieles, esos que esperan mis columnas para darse un respiro informativo, les tengo un consejo valioso: si les gusta andar a toda velocidad por las vías de la ciudad sin tener que obedecer semáforos inoportunos o señales de tránsito retrógradas, búsquense un empleo de conductor de ambulancia.

Alguna vez escuché que en Bogotá, dado el caos vehicular de la ciudad, no faltaban los viajeros que contrataban ambulancias para, por lo menos, llegar a tiempo al aeropuerto El Dorado.

En este caso, mi llamado a los barranquilleros es al perrateo pleno, a burlarnos de los demás, a hacer que los otros carros de la vía se aparten para que nosotros, con la sirena a toda bulla, podamos abrirnos paso, simulando que vamos en busca de un accidentado o que, en el peor de los casos, llevamos un herido cuya vida pende de un hilo.

Y llegaremos a tener unos escrúpulos a toda prueba, casi inexistentes, para hacernos a un lado en la vía y detenernos a charlar con ese amigo de años súbitamente descubierto a la vera; o con esa vecina guapa que reconocimos en la parada y que, de pronto, necesita un chance. ¡Qué más da!

Es muy probable, como ocurrió ayer por la mañana en la calle 30 con la 11, que seamos dos los conductores orillados, porque acabo de descubrir que la ambulancia competidora de la vía es un compañero de empresa, y me toca hacerle una seña para detenerlo: debo darle una razón o necesito recordarle que me debe un dinero, no sé.

La indignación de los demás me importará muy poco: eso es lo divertido, lo chévere...

Publicado en ADN-Barranquilla
Febrero 1 de 2012