Tuesday, June 12, 2007

El 'Gallo' Urbina quiere cantar la novela

Se siente cada día más cerca de la “cosa terrible, pero esclarecedora” de que sólo se canta porque algo se ha perdido o se puede perder.

JAVIER FRANCO ALTAMAR


CARTAGENA

A este compositor vallenato, médico reumatólogo, columnista, conferencista e historiador, quizás le faltaba dar el salto a novelista, y resulta que ya tiene los borradores.

En las otras cinco disciplinas previas ha pasado por lo alto. Ha ganado premios o se ha hecho notar de alguna forma en cada expresión como si fuera parte de la misma parranda, como separadas apenas por un pase de mago que convierte el sancocho, el trago y las canciones, en rigor, disciplina y descubrimiento.

A sus 42 años, Hernán Urbina Joiro dice haber logrado todo lo que se propuso en la música: Bastaría sólo con mencionar que en 1989 fue elegido el compositor del año por la prensa nacional en el tradicional certamen de San Juan del Cesar. Ese año 15 temas suyos sonaron como éxitos en versión de Diomedes Díaz, El Binomio de Oro, Los Hermanos Zuleta, Jorge Oñate, Iván Villazón, Otto Serge y Los Betos.
Además, ganó El Festival del Carbón (Barrancas- La Guajira), nuevamente el Festival de Compositores (San Juan) y una de sus canciones ocupó el segundo lugar en el Festival de la Leyenda Vallenata.

Su canción más célebre, Tú eres reina, inmortalizada por Diomedes Díaz en 1993, se sigue escuchando como si fuese nueva, y lo ha marcado tanto que quiso opacarla con Hija, grabada nueve años después por el mismo Diomedes, y lo que consiguió fue brindar una nueva canción para poner en los quinceañeros. ¡Qué vaina!

Hoy muy poco queda de aquel niño lánguido que a los 13 años fue la revelación en la segunda edición del Festival de Compositores en Villanueva (La Guajira). Ya ni siquiera es el mismo el flaco de bigotes empotrado en un saco oscuro y que recibió, en la Universidad del Rosario de Bogotá, su título de médico en 1989.

Ahora es un sujeto de cara redonda completamente rasurada, con el cabello ensortijado salpicado con canas. Se diría que detesta peinarse en los momentos de descanso. El vientre ya comienza a redondear bajo el suéter, señal inequívoca de la cuarta década.

En estos ocho lustros, se las ha ingeniado para sacarles tiempo a la medicina y los estudios y componer más de un centenar de canciones vallenatas, auténticas piezas poéticas. No en balde es uno de los defensores de ese quinto aire al que llaman “vallenato lírico” y al que nada más le han dado cabida en el Festival de Valledupar en los espacios abiertos para las canciones inéditas. ¡Qué ironía!

Ahora vive en Cartagena, donde es tenido como médico reumatólogo de los buenos, y a donde llegó impulsado por una insólita convulsión creadora que lo llevó a escribir Entre las huellas de la India Catalina, libro publicado hace un año, y por el cual entraría a formar parte de la Academia de la Historia de Cartagena.

Lo investigó y lo escribió con la misma entrega con que, un año antes, había escrito sobre la relación entre la hipertensión arterial y la resistencia a la insulina. Cuando eso, avanzaba su especialización en Medicina Interna en el Hospital Militar de Bogotá. La investigación fue premiada como mejor trabajo científico en el XII Congreso Colombiano de Medicina Interna.

Al año siguiente se ganó el Premio Nacional de Medicina Interna con un proyecto sobre la relación entre unos anticuerpos y péptidos con la artritis reumatoidea. Un año después, volaría a Méjico para especializarse en Reumatología (Instituto Nacional Salvador Zubirán-UNAM). “Dígale que yo soy su gallo”, aconseja cuando le mencionan algún paciente con dolencias evidentes sobre algunas de las 153 clases de artritis que se conocen.

Así habla él todo el tiempo, con las expresiones coloquiales de La Guajira donde se crió (San Juan del Cesar), y de la propia Valledupar que lo vio nacer el 16 de junio de 1965. No las abandona para nada, pero a veces parece que quisiera decirlas todas de una vez, y pasa con mucha facilidad de la charla atropellada al canto a garganta limpia.

Tantas cosas no parecen caber en un día de 24 horas pero Urbina se las ingenia: está la caminata mañanera, la lectura con los primeros rayos, la medicina hasta el mediodía, la reflexión en la tarde, y el vino y el “oldparcito” en los fines de semana de esparcimiento. El sancocho y parranda nos los valores agregados.

Así también salta de las guayaberas blancas a los suéteres, los jeans, y los cómodos zapatos de cuero. Y se pone las gafas oscuras por las que pasaría por un turista más de Bocagrande, barrio donde vive con su esposa Edna Louis (inspiradora de Tú eres la reina) y su hija Raisa (inspiradora de Hija).

Su sueño es dejar la medicina como sustento (“deshumanizada” la llama él) y adoptarla como apostolado puro a través de una fundación, y mientras tanto, escribir, actividad cuya última pieza fue el libro de Catalina, pero que ya se manifestando antes en artículos de opinión y columnas en diferentes diarios, y en su propia revista Romanceros, que circuló en Valledupar.

Ya dio un salto que, a primera vista, puede parecer difícil: dejó de componer para el mercado donde manda hoy la nueva ola. Pero no por eso, sino porque asegura que emprendió la búsqueda de su humanidad, y se siente cada día más cerca de la “cosa terrible, pero esclarecedora” de que sólo se canta porque algo se ha perdido o se puede perder.

Es de los que piensan que en el mundo de la creación ya todo está dicho, que, como dice Harold Bloom, “un poema no es escritura, sino reescritura, y aunque un poema fuerte sea un nuevo comienzo, ese comienzo es un recomenzar”.

Así entiende las coincidencias de su canción más reconocida con un poema de Neruda titulado justamente Reina. Nunca tuvo que salirla a defender “porque nunca apareció ningún gallo”. Supo que la divulgación del supuesto plagio fue una ex novia suya. “Un honor muy alto sería ponerle música a un poema de Neruda, pero en este caso, fue una feliz coincidencia”, asegura.

Los cinco años que lleva sin presentar un tema a los intérpretes vallenatos le han servido para reflexionar, y para confirmar, de paso, que la música está más emparentada con la medicina de lo que muestra la arbitrariedad de su caso. “Entendí que, con mi música, yo luchaba contra la muerte, de manera que música y medicina no son más que un par de herramientas para lo mismo”.

Esas frases, dichas con un vaso de whisky en la mano derecha mientras levanta el volumen de su equipo de sonido, parecerían estar fuera de ambiente, pero detrás de esas gafas oscuras con que más tarde apuntará al parabrisas mientras conduce, está la misma mirada que observó la encrucijada nacional y la plasmó en una novela, hoy en borradores.

Ya Dasso Saldívar, el biógrafo de Gabriel García Márquez, les echó una mirada hace pocos días, y le hizo los mejores comentarios, asegura Urbina.

Esa novela, bautizada Vuelo, es otra forma, dice él, de luchar contra la muerte, como la receta contra el lupus de esta mañana, o la del reumatismo el otro día, o ese último poema vallenato a su hija con el que inauguró el siglo XXI.

1 comment:

Unknown said...

¿Seguro que entrevistó a Urbina? Hay varios errores en este artículo:

1. Urbina ganó el premio del mejor trabajo científico en el XII Congreso Colombiano de Medicina Interna, en 1992 y la investigación de la India Catalina, como dice en la introducción del libro, empezó en 1997, no un año después o antes de 1992.

2. Urbina escribió "Tu eres la reina" en 1993, cuando no conocía a Edma, su bella y digna esposa.

3. La revista Romanceros, que fundó Urbina, circuló entre 1996 y 1999 en toda Colombia y en Maraciabo, Ciudad de Pananá, Ciudad de México y Miami.

4. Urbina es amigo personal de Gerald Martin, quine lo cita en los agradecimientos en la biografía de Gabo, y se sabe que fue Gerald Martin, no Dasso Saldívar, quien ya leyó los borradores de la primera novela de Urbina.
MARY FUENTES GUERRERO
maryfuentesguerrero@gmail.com